Dados los resultados de ayer, Cerro comenzó el partido con la posibilidad de ganar y pasar a Racing en el mando del grupo A. Pero no aprovechó. O dicho de otra forma, Liverpool no lo dejó. De todas formas, mirándolo con visión optimista, Cerro sigue invicto tras cuatro partidos y mantiene intactas sus chances de pelear el campeonato. Otro dato que debería reforzar las posibilidades de Cerro es que los villeros llegaron a su decimotercer partido sin conocer la derrota.

A propósito del buen rendimiento albiceleste, ahora sin Maureen Franco, el destaque se lo lleva Leandro Paiva. El volante es determinante en el engranaje de los de Fernando Correa. No lo parece, pero hace todo, incluso marcar, romper, quitar, empezar la creación y, en varias ocasiones, definir. Como ayer. ¡Qué golazo! Paiva la tomó cerca del área de Liverpool, se sacó un rival con dribling corto y la calzó de zurda, fuerte pero a la vez llovida, imposible para Jorge Bava.

El gol de Paiva fue en un momento parejo del partido. Incluso Liverpool era el que más generaba. El juego bien abierto le favorece al negriazul. Explota las bandas, agranda mucho la cancha y, con espacio, sus delanteros aprovechan. Así vino el empate: un centro filtrado a las espaldas de los defensores de Cerro, Cristian Souza y Ángelo Gabrielli tenían la posibilidad de tomar la pelota, pero Yonatan Irrazábal los bajó a los dos en el área. Penal y cobro con gol del mercedario Juan Ignacio Ramírez.

Qué agradable fue ver el fútbol bienintencionado del segundo tiempo. El mismo que el primero, pero con la adrenalina de que la hora para ganar el partido está más cerca. Idas y vueltas permanentes hicieron temblar el empate. La más clara de todas la tuvo Liverpool: primero con un tiro a quemarropa de Souza que atajó Irrazábal y luego, en el rebote, el pelotazo dio en Darwin Torres y se fue lejos. Nadie se fue conforme; lógico, querían ganar. Pero hacer del espectáculo un juego mejor también tiene su mérito. Mucho mérito.