Si fuese uruguayo le habrían apodado Jane, si fuese español su mote sería Lejía, pero como es argentino es Lavandina. Gonzalo Bergessio fue una inesperada contratación que resultó determinante para este primer semestre de Nacional. Ayer el argentino volvió a ser factor decisivo del triunfo tricolor, que lo mantiene en el liderazgo de la Tabla Anual y primero en su serie del Intermedio. Como en el primer día de clases, con el hipoclorito de sodio en nuestras túnicas, de punta en blanco.
El comienzo del partido fue complejo para Nacional en su intención natural de ofender al rival. Fénix planificó su juego parado con una línea de cinco defensas que contaba con el apoyo de cuatro mediocampistas –que casi siempre defendían– y sólo un punta. Durante el primer cuarto de hora el club de Capurro se recostó en su campo y, de alguna manera, cumplió su cometido de anular las acciones ofensivas del rival.
Esos primeros 15 minutos se completaron con una mala noticia para los tricolores, dado que el rodriguense Guzmán Corujo tuvo un problema en la rodilla izquierda que le impidió permanecer en el campo, razón por la cual fue sustituido por el argentino Rodrigo Erramuspe.
A la media hora, una pelota que no pudo jugar como pensaba Sebastián Rodríguez fue interceptada en la mitad de la cancha por Raúl Ferro, y los futbolistas de Fénix iniciaron un rapidísimo y efectivo contragolpe que terminó en una perfecta combinación entre Leonardo Fernández y Matías Romarito Acuña, quien definió de manera soñada y venció a Manotas Luis Mejía para poner el inesperado 1-0. Tres futbolistas y no más de cuatro toques en 50 metros desde el quite hasta la definición de alta factura de Acuña y apoyo vertical de Tito Ferro, pasando por la maravillosa asistencia de Leo Fernández.
Pero a los 38 minutos Nacional consiguió rápidamente el empate. Fue Bergessio quien empezó y terminó la jugada. El argentino peleó una pelota por la izquierda, ganó la cuerda, se metió al área con potencia y viveza, la mandó hacia atrás, donde, como si se tratara de una comedia de enredos, entre varios jugadores fueron pifiando o pegándole de manera desafortunada, hasta que finalmente la pelota le quedó al goleador argentino, que convirtió de cabeza.
Nacional terminó el primer tiempo en ventaja gracias a una jugada de banda a banda que contó con una apropiada determinación técnica de Álvaro González. Desde el aire, el Tata bajó una pelota difícil y la jugó al centro del área, donde estaba el canario Matías Zunino, uno de los mediocampistas que más repite su disfraz de centrodelantero. A pesar de que su tiro no fue perfecto, la pelota entró a los saltitos contra el palo y llevó a que los tricolores se fueran al vestuario 2-1 arriba.
En la segunda parte empezaron a repetirse los avances tricolores por la banda derecha, con permanentes llegadas a la línea de fondo. Finalmente, por la derecha se generó el tercer gol tricolor. Fue el segundo de Lavandina Bergessio, que en sus concentradas acciones goleadoras que se sucedieron en unos pocos meses dispara el recuerdo de las acciones de Luis Artime en esa pose goleadora, de estar ahí, de sólo empujarla cuando parece improbable, de convertir cuando pareciera que ese toque imperfecto nunca atravesará la línea de gol. Así fue el tercero, en el límite del área chica y con un tiro-pase por la derecha que, llorando, se fue a dormir a las piolas.
El presente es un momento para que los de Alexander Medina aprovechen y disfruten: con el equipo que arme el director técnico encuentran los resultados buscados.