En una final con todas las letras que se definió en el cierre del partido, Malvín venció 77-72 a Aguada y se consagró campeón de la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB). El azul vuelve a ser el mejor después de su último título, 2014-15, alcanzó el tercer campeonato en cinco temporadas y sigue siendo el más ganador de la historia de la LUB con cinco títulos. El máximo goleador de Malvín fue un histórico, Nicolás Mazzarino, con 18 puntos. El máximo anotador de la noche fue el aguatero Andrew Feeley, de gran final.
El primer cuarto arrancó muy costoso para ambos ataques. Visto desde el otro lado, las defensas estaban casi impenetrables, apretadas, cerradas atrás, y dejaban como única alternativa para convertir el tiro de larga distancia. Iban cinco minutos de juego y el marcador reflejaba lo que sucedía: 8-6 Aguada arriba. Pero, como el veneno se mata con más veneno, el tiro exterior de ambos fue lo que mejoró el marcador. Harper Kamp, Nicolás Mazzarino y Federico Bavosi se destacaron en ese rubro; de hecho, un triple de Bavosi fue el que le dio el resultado final al primer tiempo para los aguateros, 15-14.
Justamente los tiros de larga distancia, en especial los triples, fueron los que le dieron vida a Malvín en casi todo el segundo cuarto. Sumando los del cuarto inicial, fueron siete convertidos de 14 tirados, 50%. Y le dieron vida porque ni Hatila Passos ni Dominic McGuire pudieron incidir abajo del tablero. Aguada, por su parte, aplicó una estrategia contraria: jugadas largas, recorrido de bola, mucho movimiento en los sistemas y tiros cómodos. Alguien dijo que hay opuestos que se neutralizan. Casi: quedaron 31-30 para Malvín al final de los primeros 20. Lo lamentable de ese período fue que Marcel Souberbielle salió lesionado y en el entretiempo se supo que se rompió el tendón de Aquiles.
Se emparejó tanto que, contándolo al revés, el tercer período terminó 53-53. No podría haber empezado mejor el último cuarto de la última final entre los dos mejores equipos de la LUB. Sin mucho brillo, sin jugadas de alta calidad, pero parejos. Bien de final.
Y no cambió. Fueron palo y palo hasta el cierre. Pareció que un triple de Nico Mazzarino a falta de 2,18, que puso cinco de diferencia para Malvín (71-66), era casi incontestable, pero Aguada a fuerza y coraje lo trajo hasta el final. McGuire fue el que lo definió: doble en un lado, tapón en el otro. Y reventó la fiesta.