Así fueron las cosas en el grupo H: Colombia le ganó 1-0 a Senegal con gol de Yerry Mina y se quedó con el primer puesto. En el otro partido la victoria fue de la ya eliminada Polonia, 1-0 a Japón con gol de Jan Bednarek. Como japoneses y senegaleses empataron en todo –cuatro puntos producto de una victoria, una igualdad, una derrota, cuatro goles a favor, cuatro en contra–, la clasificación a octavos de final se definió por la cantidad de amarillas que acumularon en los tres partidos del grupo: los asiáticos tuvieron dos menos que los africanos, cuatro amarillas contra seis, y adentro, situación que sucedió por primera vez en la historia de los mundiales.
Resuelto también el grupo G, en octavos de final Colombia jugará con Inglaterra, mientras que la selección de Japón se las verá con la fuerte Bélgica.
Colombia tenía que ganar y ganó. Punto. Tres puntos, mejor dicho, y aseguró la clasificación con seis puntos en un envión final que hizo recordar mucho a lo que le pasó a Uruguay en 2010 –salvo por los rivales–: perder el primero, ganar los dos siguientes. Ganó bien Colombia. Planteó siempre el partido pensando en el arco rival. Generó más situaciones de gol y aprovechó la altura de Mina para destrabar el juego. Senegal mostró poco, y eso que le servían dos resultados.
Japón perdió pero entró igual. A lo dicho sobre el fair play hay que sumarle que los nipones jugaron los últimos minutos tocando para los costados, sabiendo que Senegal no podía con Colombia. Es entendible, aunque por momentos pareció que siete minutos más los adicionados eran riesgosos, sobre todo por lo que Senegal intentó con los colombianos. Le salió bien la jugada.
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