“Correr es mi destino para burlar la ley”, dice Manu Chao en Clandestino, y mire si se habrá burlado México. Contra todo pronóstico, ante el vigente campeón del mundo, México dio el golpe imponiéndose 1 a 0 a Alemania. El gol de la resonante victoria fue de Hirving Lozano a los 35 de juego. Ojo que tampoco México fue el punto del partido. Los alemanes llegaron como banca, es cierto, pero en la cancha sucedió otra cosa -como cada vez que llega un Mundial-. Los mexicanos fueron mucho mejores en el primer tiempo y no ampliaron la diferencia porque desperdiciaron todo lo que generaron. Así de simple. En el segundo tiempo sí, Alemania, con más orgullo que ideas, buscó con más énfasis el arco rival. Ahí surgió la enorme muralla de la defensa mexicana, sobre todo por la buena actuación de su arquero, Guillermo Ochoa.
Para el final y para el aplauso queda el hecho histórico de Rafael Márquez. El defensor azteca entró en el segundo tiempo y llegó a su quinto Mundial. Hay historias que son reservadas para unos pocos. Esta es una.