1) ¿Por qué el Mundial de fútbol de 1978 cumple cuarenta años y sigue siendo actual?
2) ¿Será porque “el pasado pasa”, como abrevió el escritor e historiador Eduardo Sacheri para que quede claro que el presente y el futuro son, en muchas dimensiones, lo que el pasado hace de ellos?
3) ¿Será porque hace cuarenta años, en el contexto de una dictadura cívica y militar, mucho periodismo y mucha industria de la comunicación no hablaban o no podían hablar del genocidio que se perpetraba en la Argentina y porque ahora mucho periodismo y mucha industria de la comunicación persisten en no hablar -y no necesariamente porque no puedan- del tema?
4) ¿Será porque el Mundial 78 iba a costar 70 millones de dólares, pero costó 700 millones y esa cifra es una aproximación dado que el balance oficial del torneo hasta ahora, ahora mismo, continúa sin ser presentado y no hace falta ser adivino para afirmar que ya ninguna autoridad lo presentará, lo que implica que se trata de una estafa no acabada?
5) ¿Será porque ese Mundial fue inaugurado el primero de los días de junio y en el estadio de River por el dictador Jorge Videla bajo “el nombre de la paz”, justo en la fecha en la que se cumplía un año del secuestro del poeta y periodista Roberto Jorge Santoro, autor de “Literatura de la pelota” (biblia de los lazos entre fútbol y libros), alguien que permanece como uno de los 30.000 desaparecidos que dejó la dictadura?
6) ¿Será actual ese Mundial porque los delitos ejecutados por los genocidas también son actuales, o sea imprescriptibles, o sea delitos que se siguen cometiendo en cada minuto de cada jornada desde el día en el que se cometieron por primera vez y hasta todas las jornadas, a causa de que muchísimas personas aún desconocen qué pasó y dónde están sus seres queridos? ¿Será así porque tampoco prescriben ni pueden prescribir los crímenes que arrasaron con la extensa nómina de deportistas secuestrados y desaparecidos?
7) ¿Será actual, muy actual, aquel torneo en el que Argentina fue campeón con un muy buen equipo y Holanda fue subcampeón con otro muy buen equipo, sobre un suelo en el que centenares de niñas y de niños eran víctimas de un plan sistemático de robo de bebés, que los privó de conocer quiénes eran y que puede privar a sus hijos y a sus nietos de conocer quiénes son, en otro crimen que no prescribe, que ocurre en cada segundo? ¿Será actual, vigorosamente actual, aquel Mundial, porque la final entre argentinos y holandeses, un gran partido, también se jugó en el estadio de River, a menos de un kilómetro de donde funcionaba el mayor centro de detención y de torturas del país (la ESMA) y, como apuntó Eduardo Galeano, “algunos kilómetros más allá, los aviones arrojaban a los prisioneros vivos al fondo del mar”?
8) ¿Será actual ese Mundial porque sólo la tarea extraordinaria, conmovedora y, más que nada, imbatible de las Abuelas de Plaza de Mayo les posibilitó a 127 nietas y nietos la recuperación de su identidad? ¿Será actual porque Argentina va al Mundial de Rusia con un entrenador, Jorge Sampaoli, que visitó a las Abuelas de Plaza de Mayo y grabó un spot para ellas hace poco tiempo en el que invitó con éxito a multiplicar las consultas de parte de los que nacieron en esa edad de horrores y dudan sobre quiénes, de verdad, son? ¿Será actual, además, porque jugadores del plantel participaron, a través de los años, de diversas acciones con las Abuelas con una resonancia que no dibuja sonrisas en los labios de quienes aspiran a la negación y al olvido?
9) ¿Será actual ese Mundial porque, no por azares, uno de los tres arqueros de la Selección Argentina, Nahuel Guzmán, en los guantes con los que ejerce su rol lleva la inscripción “Aguanten las Madres” y “Aguanten las Abuelas”?
10) ¿Será actual, tan actual, ese escenario del poder y del deporte que, transcurridas cuatro décadas, se publican trabajos periodísticos que alumbran revelaciones conmovedoras y dolorosas, esperanzadoras y brutales (la web Papelitos, la página de facebook de la Coordinadora DDHH del Fútbol Argentino, los libros de investigación “Historia oral del Mundial 78”, de Matías Bauso, y “Tribunas sin pueblo”, de Gustavo Campana, “Clubes de fútbol en tiempos de dictadura”, compilación de Raanan Rein, Rodrigo Daskal y Mariano Gruschetsky)? ¿Será esa furibunda actualidad la que provoca las omisiones groseras al Mundial 78 del circo comunicacional que se erige para el Mundial de Rusia? ¿Será porque el circo es circo y el periodismo es otra cosa que el Mundial es lo suficientemente actual como para validar la frase del periodista y escritor Rodolfo Walsh, otra víctima de la dictadura: “El periodismo es libre o es una farsa”?
11) ¿Será actual ese Mundial porque, a pesar de las pruebas de todo orden sobre asesinatos, secuestros, torturas, desapariciones y más espantos de parte de los autores intelectuales, políticos y materiales del genocidio, en la Argentina de esta época se propagan discursos negacionistas, se llevan adelante favores judiciales para los criminales y se esboza desde esferas oficiales la decisión de que las Fuerzas Armadas, como en la dictadura, vuelvan a desarrollar tareas de seguridad interior?
12) ¿Será actual ese Mundial porque brotan horas de otro Mundial y, en horas de Mundial, siempre conviene pensar que el fútbol y los mundiales son fútbol, ilusión, talento, compromiso, identidad, ganar, empatar, perder y, también, con la misma intensidad, un escenario donde se disputa poder? ¿Será actual, entonces, porque hay veces, muchas veces, en la historia en la que los núcleos de poder económico y militar que reprimen a los pueblos tratan de que el fútbol juegue para su equipo?
13) ¿Será actual porque, minutos después de la consagración argentina el 25 de junio de 1978, el ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz expresó que Argentina “contó con una buena defensa y un ataque audaz: la victoria es de los audaces” y sus audacias político económicas dejaron, por ejemplo, al país con una deuda externa que en la dictadura ascendió de 7.800 millones de dólares a más de 45.000 millones de esa moneda? ¿Será actual, en consecuencia, porque el endeudamiento con los centros de poder financiero internacional no representa, exactamente, una práctica extinguida en la Argentina?
14) ¿O será actual, sobre todo será actual, porque la memoria ilumina, insiste, enseña, resiste, resiste, resiste frente a los avasallamientos de muchos silencios futbolísticos, deportivos y políticos?
15) ¿O será así de actual porque está grabado y más grabado en miles de sonidos argentinos y universales que cada vez que se menciona a uno o a todos los desaparecidos enseguida se dice “presente” y de inmediato se agrega “ahora y siempre”? ¿O será definitivamente actual ese Mundial de goles y de horrores porque no hay mejor aproximación a los lazos entre la dictadura y el fútbol que lo que escribió el ex futbolista Claudio Morresi (compañero de Enzo Francescoli en el ataque de River, hermano de alguien a quien desaparecieron a los 17 años) al imaginar un estadio con los 30.000 desaparecidos: “Son 30.000 voces que no paran de cantar”?