Cuando corrió su primer Tour de France, hace 11 años, Geraint Thomas terminó penúltimo, a casi cuatro horas de distancia del ganador, Alberto Contador. No sólo eso, sino que nunca había quedado entre los diez primeros en una gran vuelta. Parece lógico si se toma en cuenta que, durante gran parte de su carrera, Thomas se dedicó más al ciclismo en pista. No le fue mal: dos medallas de oro olímpicas en persecución por equipos (Pekín 2008 y Londres 2012), tres de oro y una de plata en mundiales en la misma modalidad, y una plata más en Madison. Pero la historia está para cambiarse. “No puedo creerlo. Me estoy volviendo loco. No sé qué decir. Es simplemente abrumador. No pensé nunca en esto y de repente… gané el Tour”, dijo. La frase explica todo.
Thomas conquistó el Tour porque fue el mejor. Se puso el maillot amarillo en la etapa 11 y nadie se lo pudo quitar. Hicieron todo lo posible para robarle el primer puesto, incluido el multicampeón Chris Froome, compañero de equipo, pero no hubo caso. Thomas respondió con piernas tanto en la montaña como en la contrarreloj. Ahí sus méritos para el primer Tour de su carrera. Detrás de Thomas quedaron el holandés Tom Dumoulin (Sunweb), segundo de la general, mientras que Froome fue tercero.
Los demás premios de la carrera francesa se los llevaron el eslovaco Peter Sagan (regularidad), el francés Julian Alaphilippe (montaña), el también francés Pierre Latour (mejor joven) y el Movistar español (equipos).
La 105ª edición del Tour terminó tuvo su final con la típica etapa en París. Tras 116 kilómetros, el ganador fue el noruego Alexander Kristoff (UAE). Además, esta etapa será recordada por un hecho histórico: el francés Sylvain Chavanel se convirtió en el ciclista que más veces ha participado en el Tour de Francia: 18; para festejarlo, no tuvo mejor idea que entrar solo a los Campos Elíseos para que los aficionados explotaran saludándolo. Pedazo de historia del ciclismo que a los 39 años se retira de las grandes competencias.