Lewis Hamilton lideró cada vuelta del Gran Premio de Francia, del que partió en primera posición. En segundo lugar llegó su compañero de equipo Valtteri Bottas, que estuvo lejos de Hamilton todo el fin de semana, y en tercer lugar el casi local (es monegasco) Charles Leclerc, quien en las dos últimas vueltas estuvo a punto de conseguir el segundo lugar, en uno de los escasos toques de interés del gran premio.
En cuarto lugar llegó, sólido, Max Verstappen (Red Bull) y en quinto, Sebastian Vettel. El cuatricampeón había partido de la séptima posición, tras una mala clasificación, y tuvo como consuelo haber marcado el récord de vuelta, que ahora se premia con un punto extra, aunque lo hizo con gomas nuevas calzadas expresamente para ese propósito. No es un secreto que el alemán se desdibuja y el equipo prepara una traspaso de liderazgo hacia Leclerc.
Los que sí se recuperan, después de años penando, son los McLaren, que llegaron sexto (Carlos Sainz) y décimo (Lando Norris), e incluso podrían haber estado un poquito más alto. Es una buena noticia para la Fórmula 1, que precisa que las marcas históricas independientes sigan dando su prestigio a un torneo cada vez más dominado por las grandes fábricas.