Una vez más, como en todas las últimas Eliminatorias, Brasil derrotó a Uruguay como visitante en Montevideo y sigue liderando el proceso clasificatorio para el Mundial Catar 2022 sumando 12 puntos de puntaje perfecto. Uruguay, que sufrió el partido por todos los inconvenientes extraordinarios causados por la covid-19, aún sigue en zona de clasificación con 6 puntos, los mismos que tiene Paraguay.
El 2-0 con que se resolvió el juego tuvo lugar en el primer tiempo, con goles de Arthur y Richarlison. En la segunda parte y por medio del VAR, resultó expulsado Edinson Cavani; una macana, porque en marzo no podrá jugar con Argentina. El videoarbitraje no laudó a favor de los celestes ninguna de las jugadas que tal vez les hubiesen favorecido.
La relatividad de los acontecimientos
La leyenda –haciendo esquina con la realidad– y la historia cuentan que el 16 de julio de 1950, en Río de Janeiro, Brasil y Uruguay jugaron el partido visto por más gente en el estadio en toda la historia. La historia de ese día no son los más de 200.000 espectadores del estadio de Maracaná, sino la hazaña consumada por los uruguayos, que se quedaron una vez con un campeonato del mundo.
No sabemos si la referencia de cero entradas vendidas para el partido del 17 de noviembre del año del coronavirus, en otro Uruguay-Brasil –esta vez en el Centenario, un estadio que, como el Maracaná, fue construido para jugar una Copa del Mundo– atravesará con fuerza los anales de la historia. En todo caso, algunos recordaremos este día por llegar a la temida centena de casos diarios.
Nada que ver el resultado del primer tiempo que dejó a Brasil 2-0: dos jugadas con situaciones fortuitas que generaron ambos goles brasucas contra dos situaciones fortuitas a favor de ellos que impidieron dos anotaciones de Uruguay.
El partido comenzó con Brasil en el campo uruguayo, porque los de Óscar Tabárez esperaban para atacar. El primer avance profundo fue de Gabriel Jesús, que desbordó y remató paralelo a la raya, con buena intervención de Martín Campaña. Sin embargo, Uruguay respondió de inmediato con una maravillosa acción de Darwin Núñez, quien, habilitado por Nicolás de la Cruz en el área, enganchó para su pierna derecha y sacó un latigazo que estremeció el travesaño.
La estrategia planteada por el equipo celeste era de esperar, jugando con extrema concentración y tratando de golpear en el momento justo. El equipo local estaba muy aplicado en media cancha y en defensa, pero listo para aprovechar oportunidades con el juego de Nico de la Cruz por la banda izquierda y de Nahitan Nández por la derecha, buscando a Núñez y al inmenso Cavani.
A los 33 minutos, en un partido que estaba controlado para el equipo uruguayo, una jugada por la derecha con combinación al medio terminó en la posibilidad de un remate de Arthur, que tras rebotar en la espalda de Josema Giménez se convirtió en el gol brasileño.
Ahí empezó otro partido, aún con mayor grado de dificultad. Uruguay lo afrontó superando el obstáculo de la injusticia y del gran juego rival, pero en la hora, después de haber propiciado un tiro de esquina por creer que era saque de meta, llegó un golpe franco de cabeza de Richarlison para anotar el impensado, inesperado y pesadísimo 2-0.
Sem jeito
¿Cómo afrontar el segundo tiempo? Volver a la situación de trámite parejo de juego, naturalmente, porque hubo que tratar de buscar la paridad, implicó un desajuste en el balance defensivo.
A los 60 se renovó la estrategia y con la entrada del tranquerense Brian Rodríguez Uruguay quedó con tres puntas. También renovó los motores de mediacancha con Mauro Arambarri por Lucas Torreira. La expulsión de Cavani, por su parte, complicó aún mucho más las cosas.
Uruguay anotó, pero el gol de Martín Cáceres fue invalidado por fuera de juego cuando toda la celeste protestó un posible penal.
Después Brasil tocó y tocó, y Uruguay sacó fuerzas de donde no las tenía para tratar de acercarse al arco brasileño. Nada pasó.
Ahora hay que esperar hasta marzo.