Un mal resultado cosechó River Plate en Montevideo al perder 2-1 con Universidad Católica por los octavos de final de la Sudamericana. Ahora, en la revancha que se jugará la próxima semana en Santiago, los darseneros deberán hacer por lo menos dos goles, y ganar, para clasificar.
Lo peor que podría haber pasado fue lo que pasó: arrancar perdiendo de local, sabiendo que los rivales, sea como sea, ya tienen depósito de gol de visitante, y encima desajustando táctica y emocionalmente la línea de juego pensada y propuesta en la teoría, que seguramente pasaba por tener la pelota, sin apuro, con convicción y con buena seguridad defensiva. Nada de eso se dio. Diego Buonanotte habilitó a Fernando Zampedri de tiro libre; el delantero entró a espaldas de la defensa, que no atinó a darse cuenta de por dónde venía la cosa, y tocó contra el caño izquierdo de Gastón Olveira, que nada pudo hacer. Iban solo nueve minutos.
Se ponía espesa la cosa: un poderoso equipo chileno, que juega como lo enseña su escuela, con mucha posesión, y encima dirigido por el argentino Ariel Holan, que también piensa los juegos en esa línea. Desde el 1-0 y por una veintena de minutos, River lo sufrió, por ausencia de posibilidades de combinación y por nervios de postura ante el partido. Una veintena de minutos perdiendo, sin respuesta, y en el abismo de recibir otro gol como local. Al rato, el buen posicionamiento de Sebastián Píriz, que se empezó a adueñar de la zona central, y entonces se tomaron riesgos permitidos. Así los de Jorge Fossati, con Matías Arezo buscando alguna que le pudiese quedar, arrimaron al arco de Matías Dituro.
Recién en el cierre de la primera parte, cuando ya se jugaban los descuentos, el artiguense Píriz conecto de manera excelente un córner mandado por Nicolás Rodríguez y puso el empate. Aún en el primer tiempo, Arezo ‒¡que cumplió los 18!‒ podría haber puesto el 2–1, pero Dituro metió una pierna maravillosa para evitar el gol.
En la segunda parte, todo parecía más tranquilo, más calmo y con una posición expectante de River, para llevar la definición a San Carlos de Apoquindo de la mejor manera posible. En eso estábamos cuando una mano inocente de Facundo Bonifazzi pasó por el VAR y cobraron penal, que Luciano Aued cambió por gol para poner nuevamente a los chilenos arriba. Faltaba mucho, pero el partido terminó ahí para los darseneros, que la semana que viene irán por una hazañosa clasificación.