José Luis Tancredi es detallista como un finalista de obra. Un taco para devolver una pared fue la primera bombita de luz que prendió. Como una idea de cómic. Como un fogonazo en la oscuridad que supone una cancha vacía. Entonces uno que escribe, queda como esperando que la agarre otra vez, que la acaricie. Como esperando que el amor vuelva y no toque la puerta. Porque el amor no toca la puerta. No avisa. Tancredi tampoco.
El juego de Liverpool quería ser de afuera hacia dentro, desbordar, buscar a Ramírez, abrir las piernas, dejarla pasar. Esas cositas. El juego de Cerro fue algo más dependiente de esas bombitas prendidas por algunos. Las banderas colgadas en el alambrado son como encontrar tus bombachas entre la ropa seca. Es un amor que está como puede. Aunque sin estar estando. El hincha está como puede, enamorado, cantando canciones que hablan de un nosotros. Gritando más allá de los muros, gritándole a la tele, con el corazón estrujado, dado vuelta, sin saber muy bien qué hacer con lo que le pasa.
Hernán Figueredo hizo de la cancha un telar. De los cracks que no precisan hacerse los cosos. Como Emiliano Alfaro, que cuando entró hizo sentir que todo podía suceder. Un taco para devolver una pared fue la primera bombita de luz que prendió. Como una idea de cómic, el que recibió esa pieza fue Agustín Ocampo, que definió contra el palo y puso el 1-0 para el triunfo negriazul.
Cerro pareció desdibujarse. Pero estaba Leandro Paiva, y estaba Tancredi. Buscó aire con cambios. Y apeló a esa inercia de no aflojar. Alfaro parecía el de sus 20 años con pelota dominada, lanzado desde el medio de la cancha entre los rivales. La bombita de luz le quedó prendida todo el partido. Y esa locura infantil por la pelota.
Cerro quiso siempre. Liverpool tuvo que defenderse al final, pero lo hizo con humildad. Casi con Paiva, casi en una perfecta chilena en otra, pero el salteño Lentinelly supo responder, en esos instantes ingratos que definen el puesto. Paiva corrió y corrió. Tancredi, esas cositas. Liverpool lo ganó desde el pensamiento. Vivió el juego con otra calma que devino del gol, de los hilos de Figueredo. De la juventud en los pies de gente adulta, como Alfaro, que va a apagar la bombita de luz recién cuando se duerma.
Detalles
Estadio: Belvedere.
Árbitros: Nicolás Vignolo, Martín Soppi y Gustavo Márquez Lisboa.
Liverpool (1): Sebastián Lentinelly; Jean Pierre Rosso, Franco Romero, Federico Pereira, Gonzalo Pérez, Camilo Cándido (87’ Gastón Pérez), Fabricio Díaz (70’ Martín Fernández), Agustín Ocampo (70’ Alex Vázquez), Hernán Figueredo; Juan Ignacio Ramírez (46’ Emiliano Alfaro), Lucas Ribeiro (46’ Facundo Trinidad)
Entrenador: Román Cuello.
Cerro (0): Rodrigo Formento; Nahuel Furtado (71’ Rodrigo Izquierdo), Bryan Bentaberry, Mathías Silvera, Kevin Moreira (83’ Gonzalo Pintos), Facundo Moreira, Cristian Cruz (60’ Gastón Filgueira), José Luis Tancredi, Leandro Paiva; Alexander Machado (60’ Maicol Cabrera), Emiliano Villiar (60’ Franco López).
Entrenador: Nathaniel Revetria.
Gol: 54’ Agustín Ocampo.