Aguada femenino participa en la competencia formal desde la segunda edición de la Liga Femenina de Básquetbol (LFB) en la temporada 2018. El popular conjunto de básquetbol está forjando al equipo que buscará en futuros años su primer título en esta disciplina.
Esta temporada ya está llegando a su final. Disputada la fase regular, Aguada terminó en la séptima posición de la tabla, con seis partidos ganados y seis perdidos. Esto le valió enfrentar a 25 de Agosto en las semifinales de la Copa de Plata, serie en la que cayó con dos derrotas. Las rojiverdes enfrentarán a Lagomar por el tercer puesto.
Aprendizaje compartido
Actualmente el grupo es muy heterogéneo, se conforma por niñas y mujeres de entre 14 y 29 años. Al verlas entrenar, no se nota la diferencia de edad, por el contrario, congenian perfectamente porque se complementan. Las más chicas llegan con hábitos nuevos y saben que pueden ser profesionales en el futuro, por lo que se manejan con intensidad y compromiso. Las más grandes se acoplan a ese vigor porque se fusiona perfectamente con la experiencia que tienen, por lo que el aprendizaje se comparte.
Las aguateras se trazan objetivos semanalmente, partido a partido. Pero la meta principal es ser competitivas en general, siempre enfocadas en ganar, sin importar el rival. “Eso implica seguir mejorando individualmente para poder aportar y crecer como equipo, ese es el objetivo global”, sostuvo Camilo Igoa, uno de los ayudantes técnicos.
El cuerpo técnico está haciendo un trabajo en paralelo con las formativas del club. Es el primer año de Joel Pose a cargo como entrenador del equipo de mujeres. Camilo Igoa y Fabricio Luzardo son sus asistentes, Joaquín Pascual es el profesor y Florencia Aunchayna, la fisioterapeuta. A su vez, Pose e Igoa trabajan juntos en las categorías más chicas, sub 16 y sub 14.
“Lo primero que estamos buscando es dar un paso hacia adelante, tanto en lo deportivo como en la imagen que reflejamos como institución, en el orden en cómo se entrena y en las condiciones que tienen para practicar. Lo estamos logrando en todos los aspectos y eso se nota en la cancha”, explicó Igoa.
En cuanto a la gestión económica del conjunto, como en la mayoría de los equipos de esta liga amateur, las jugadoras deben abonar una cuota para participar y para los insumos como indumentaria, transporte y demás. Cuentan con el apoyo de algunos patrocinadores y dirigentes, sobre todo para costear los gastos de las que viajan desde el interior semanalmente. A su vez, tienen un emprendimiento de venta de pizzas para cubrir otras necesidades.
Creando experiencia
Además de la competencia puntual, Aguada tiene una finalidad más amplia y es potenciar a las jugadoras más jóvenes para el futuro, para llegar a ser un club muy competitivo en pocos años. Mientras trabajan con ese fin, buscan buenos resultados deportivos dentro de la competencia que disputan.
Su modalidad de trabajo parte de darles atención a las individualidades para luego estimular lo global, por lo que el objetivo del cuerpo técnico en este sentido es potenciar a Sofía Herrera y Antonia Basualdo, que entraron este año en el club con 15 y 16 años, además de Victoria Galo, que hizo escuelita en el club y está en su primera experiencia en la mayor de Aguada. “Antonia y Sofía han sido figuras en varios de los partidos disputados, asumieron el rol de tirar del carro, como se dice en este equipo, a pesar de su corta edad y experiencia”, manifestó Igoa.
A su vez, las aguateras cuentan con la presencia de una extranjera, la colombiana Kelly Orejuela, de 28 años, que tuvo un promedio en la Liga Colombiana 2020 de 10,5 puntos, 3,3 rebotes y 1,7 asistencias defendiendo a Team Cali Valle.
“Nos trazamos objetivos alcanzables, jugamos el torneo apuntando a ganar la mayor cantidad de juegos posibles, y si bien tuvimos chance de entrar en Copa de Oro, era difícil, por lo que siendo realistas nuestro objetivo fue ingresar a la Copa de Plata y buscar jugar una final”, comentó.
De todos modos, hay una meta ya cumplida y es establecer en la cancha el juego que quería el cuerpo técnico, darles minutos a las jugadoras más chicas para que aprendan a tomar decisiones, lo que consideran que es la base para el próximo campeonato, en el que aspiran a ser más competitivas.
“Hay rivales muy difíciles, con mucha experiencia en ese tipo de partidos, que es lo que nos falta a nosotras; ganar ese tipo de situaciones no es fácil, requiere haber pasado por ellas para tomar las mejores decisiones, por lo que para nosotras, competir con equipos como Malvín, Defensor, Macabi suma mucho; haber ganado seis juegos también es muy importante para el club”, finalizó.