En el Parque Paladino, Progreso consiguió un estupendo triunfo sobre Wanderers por un marcador de 3-1. Esto le permitió salir de la zona del descenso, al tiempo que en el Clausura pasó al rival de turno y quedó en la tercera colocación, igualado a Nacional y a seis puntos de Peñarol, y quedó con 32 unidades en la Anual, a cinco puntos del último cupo de clasificación a las copas internacionales.
En el diccionario dice que Progreso es “mejora o avance que experimenta una persona o una cosa hacia un estado mejor, más avanzado o más desarrollado”. Un triunfazo con autoridad de los gauchos del Pantanoso que, de atrás y con toda la incomodidad de estar cerca del abismo del descenso, no sólo salieron de la antepenúltima posición en el descenso, sino que quedaron en la pelea del Clausura y hasta con la impensada posibilidad de pelear para entrar en la Sudamericana. Es que para salvarse definitivamente del descenso Progreso deberá seguir sumando puntos, y así tal vez dar la pelea por los puestos de arriba.
Wanderers no pudo. Se vio superado por un equipo que realmente trasunta adhesión y compromiso, con un gran desarrollo de sus juveniles Luciano Rodríguez, quien con 18 años ha hecho un gran campeonato en el ataque aurirrojo, y Nahuel Fagían, un año mayor y con una gran prodigación ofensiva desde el mediocampo.
Había vibra de partido importante, y claro que lo era: para Progreso cada juego significa escaparle al fondo, mientras que para los bohemios estaba la chance de recortar la diferencia con Peñarol y Cerro Largo, y quedar ahí en el Clausura.
A Wanderers le llevó 12 minutos llegar al arco de Rodrigo Formento, pero cuando lo hizo optimizó la jugada y la resolución de sus futbolistas. Progresando desde la media cancha, Araujo combinó hacia adelante con Quagliata, quien asistió en paralelo a la línea del área grande a Diego Riolfo, que golpeó con la derecha, secó y esquinado, un tiro en el que nada pudo hacer el arquero de Progreso.
Un minuto después, los gauchos estuvieron muy cerca del empate cuando un cabezazo de Gastón Colmán contra el palo fue muy bien interceptado por Ignacio de Arruabarrena. No pudo ser entonces, pero sí ocho minutos después, cuando el juvenil Luciano Rodríguez aprovechó el pique alto de la pelota para rolar y dejar atrás a su marcador -Ruben Paz la hacía seguido y muy bien-, se metió en diagonal de derecha a izquierda, al área, y sacó un remate cruzado que venció a De Arruabarrena para, en el minuto 21, poner la igualdad.
Pero hay más apuntes en amarillo y rojo, porque un minuto después una gran pelota al vacío de Maximiliano Viera dejó a Gastón Colmán enfrentado a De Arruabarrena, que terminó sacando al córner, y en esa ejecución un cabezazo de Eduardo Miere se fue apenas por encima del horizontal.
Cinco minutos después, explotaría la orilla oriental del Pantanoso cuando los hinchas del gaucho, que poblaban de amarillo y rojo esa tribuna, saltaron de alegría por el gol de Bryan Bentaberry. El hermano del presidente de Progreso, el exfutbolista Fabián Canobbio, trepó por el lateral derecho, tiró una pared con Luciano Rodríguez y por la derecha se metió al área para terminar definiendo de zurda.
De manera express Progreso había dado vuelta un partido que se le había complicado por aquel buen gol inicial de Riolfo, pero que nunca había descuidado ni dejado de intentar buen juego.
Iban 26 minutos cuando el local se puso 2-1 y lo que siguió fueron 20 minutos de buen juego, con Wanderers buscando el empate, pero sin que los aurirrojos dejasen de buscar un tercero.
In progress
Iba un cuarto de hora del segundo tiempo cuando llegó el golazo del tacuaremboense Colmán. Por la derecha progresó el maragato Fagián, cedió a la izquierda para Maximiliano Viera, que habilitó en profundidad a Luciano Rodríguez, y el juvenil protagonista de la tarde y del Clausura centró con potencia y efecto justo para una enorme intervención de Colmán, que de zurda hizo estallar las redes de De Arruabarrena para que explotaran los inquilinos de la ilusión que en cada cancha habitan atrás del arco.
A partir de ese momento, a pesar de que restaba media hora de juego, empezó a dar la sensación de que Progreso no perdería la victoria. Y así fue, porque con un juego sólido, colectivamente esforzado y con la capacidad de sus jóvenes valores logró salir del pozo del descenso con una inobjetable victoria.