En un partido tenso, de emociones apretadas, Boston River derrotó de visita por 2-1 a Defensor Sporting. Por un rato sale de la zona roja y pone en más serio compromiso con esa situación a su vencido.
Los goles de los rojiverdes fueron convertidos por Ruben Bentancourt de penal, y Leandro Lozano, mientras que el empate parcial de Defensor lo anotó Tabaré Viudez.
En 55 años, el Club Atlético Defensor primero, y Defensor Sporting Club desde 1989, debe haber disputado bastante más de una centena de torneos de Primera División.
Desde 1965, el último año que la viola jugó en la B, nunca había llegado a estar a cuatro fechas de terminar la temporada pensando en escaparle a la parca del descenso, en vez de estar mirando para arriba por títulos, hazañas, y copas. Está difícil. Uno no tiene el callo, ni la experiencia para afrontar esos sacudones emocionales.
El Boston, en vez de 55, tiene 5 temporadas completas desde su ascenso, y tampoco tiene la experiencia de la angustia del descenso. Es difícil jugar así. Muy difícil entre angustias y miedos.
A los 20 minutos Defensor, que era dominador por esas vueltas de reloj, estuvo a punto de abrir el marcador con un remate de Ocampo que hizo ¡clanck! en el caño derecho de Gonzalo Falcón. Unos minutos después fue el trinitario Kevin Méndez, que apareció como segunda punta detrás del riverense Facundo Milán, que sacó un derechazo frontal atajado por el arquero del Boston.
Pero apenas pasada la media hora, una controversial sanción penal de Christian Ferreyra -que entendió que una acción aparentemente legal de Mathías Cardacio contra Pedro Silva Torrejón cuando andaban por los andurriales del área grande, era sancionable- terminó en un nuevo gol de penal de Ruben Bentancourt.
A los seis minutos del segundo tiempo llegó el buscado y esperado empate violeta. Fue de Tabaré Uruguay Viudez que apareció en cancha para el complemento. Lo extraño es que fue un gol de cabeza del habilidoso y discontinuo futbolista. El tiro libre en forma de centro fue desviado con certero cabezazo por Viudez.
La sensación de partido final, de tensión, de búsqueda de aire, de esfuerzos sin parar, se siguió dando el resto del tiempo.
Fue al final, Leandro Lozano trepó con la pelota y pivoteó con Ruben Bentancourt. Con la pared construida Leandro pintó el gol de la victoria, entrando vertiginosamente al área, dejando gente a sus espaldas y llevando de derecha a izquierda para vencer a Matías Castro.
Un triunfo vital, un partido tenso, un futuro incierto.