Hay momentos en que Uruguay y el fútbol parecen ser una misma cosa. Es tan fuerte la relación del paisito con la pelota que cada vez que aparece un evento, un partido, un jugador, siempre surge históricamente algo vinculado con Uruguay.
Uruguay jugó con Argentina el primer partido entre naciones independientes de fútbol, uno de los nuestros creó la Confederación Sudamericana de Fútbol e inventó el Sudamericano, el torneo continental más antiguo del mundo, que fue uruguayo ya desde la primera vez. Fue Uruguay el primer campeón olímpico-mundial, en Colombes, fue este país el primero en organizar y ganar una Copa del Mundo.
Con nuestros clubes, y particularmente con Nacional y Peñarol, ha sucedido lo mismo a través de más de un siglo. Aurinegros y tricolores han cimentado las más grandes victorias a través de los torneos de clubes internacionales.
Por los torneos internacionales oficiales, el partido Nacional-Peñarol se ha jugado 44 veces en el siglo XX en el período de 37 años, entre la tercera edición de la Libertadores en 1963 y la edición de 1999 de la Copa Mercosur.
Lo llamativo es que el clásico más jugado en torneos internacionales clubísticos no se ha jugado en este siglo, hasta que esta noche se enfrenten a las 21.30 en el Gran Parque Central por los octavos de final de la Copa Sudamericana, torneo por el que nunca se han enfrentado.
El juego de la copa
La Copa Libertadores de América, pergeñada y empujada por Washington Cataldi, fue ganada también en su primera edición por Peñarol, que, junto a Nacional, ha protagonizado la mayor cantidad de clásicos a lo largo de las más de seis décadas de la copa.
Por la Libertadores, Nacional-Peñarol jugaron 38 veces y fue uruguayo también el primer clásico copero, en 1962, cuando sólo jugaban los campeones de cada país. Peñarol, campeón de la Libertadores, ya estaba clasificado para la tercera edición y dio lugar a que se sumara Nacional.
Ese primer enfrentamiento clásico por torneos internacionales de clubes lo ganó Nacional 2-1 el 8 de julio de 1962, con goles de Ruben González y Guillermo Chongo Escalada para Nacional, y del brasileño Moacyr para Peñarol. Este jugador es el protagonista involuntario del maravilloso cuento de Roberto Fontanarrosa “El 8 era Moacyr”. El segundo encuentro para definir finalista lo ganó Peñarol 3-1 y, como felizmente en esos tiempos existía el tercer partido, en el tercero empataron 1-1 y la diferencia de goles en los tres partidos hizo a Peñarol finalista.
Recién en 1966 volvería a haber clásicos por torneos internacionales, y esta vez de a cuatro, porque la Libertadores se empezaba a jugar en parejas de dos clubes por país. Ello hizo que se enfrentaran en serie, ganando Nacional el primero 4-0 con muchos juveniles debutantes, y Peñarol la revancha con ambos ya clasificados 3- 0, con un triplete de Pedro Virgilio Rocha. En el triangular semifinal (que también tenía a Universidad Católica) se sumaron otras dos victorias aurinegras 3-0 y 1-0, en un partido del que los octogenarios tricolores aún discuten la validez de aquel gol que llevaba a Peñarol a la final.
Para 1967 la historia se invertiría, porque nuevamente se enfrentaron en el triangular semifinal que compartían con Cruzeiro. Pasaron los tricolores, que en la primera fecha ganaron 1-0 y en el último clásico, que definía todo, empataron 1-1 con un cabezazo del brasileño Celio Taveira que hizo la diferencia para que Nacional volviera a ser finalista.
En la de 1968 sólo jugaron los clásicos del grupo (triunfo de Peñarol 1-0 y empate 0-0), y no jugaron en fases finales porque Nacional no pudo avanzar.
Para 1969 se volvieron a invertir las cosas: empataron los dos clásicos (1-1 y 2-2) de la serie que compartían con Deportivo Quito y Barcelona. Se volvieron a encontrar en semifinales, donde jugaron tres partidos: Nacional ganó el primero 2-0, fue de Peñarol el segundo 1-0, y después del 1-1 del partido desempate Nacional, por mejor diferencia de goles, se clasificó a la final.
En 1970 sólo jugaron y empataron los dos partidos del grupo, y después, con la mayoría de los futbolistas ya casi por empezar el Mundial de México 70, con planteles devastados, Nacional cayó en tercer partido ante Universidad de Chile y Peñarol perdió en la final con Estudiantes de la Plata, a sólo cuatro días de que empezara el Mundial.
Para 1971 los clásicos resultarían eliminatorios, ya que en el grupo compartido con los bolivianos de Chaco Petrolero y Bolívar sólo clasificaba uno por serie. Se resolvieron claramente a favor de Nacional, que ganó 2-1 y 2-0, y siguió hasta ganar su primera Libertadores ante Estudiantes de la Plata.
Wilmar Everton Cardaña
Wilmar Everton Cardaña es el personaje central del único cuento de Fontanarrosa acerca del clásico uruguayo. Fue escrito en los años 90, pero tiene coincidencias con otras vivencias.
En 1972 se encontraron en la serie semifinal junto a Universitario de Perú y aquí está otra de las definiciones más increíbles: en la última fecha se jugaba el clásico y si Peñarol empataba era finalista; en cambio, si Nacional ganaba por una diferencia de cinco goles, los tricolores volverían a definir la copa. Ganó Nacional con tres goles de Luis Artime y Luis Cubilla falló un penal, así que con los tres clubes empatados en puntos, clasificó Universitario por mejor diferencia de goles.
Para 1973 sucedió lo que nunca, dado que los dos quedaron sin poder avanzar en el grupo con los brasileños Botafogo y Palmeiras. En la serie, Nacional arrancó ganando 2-0 y en la segunda rueda fue empate 1-1.
En 1974 el grupo inicial fue con Cerro Porteño y Olimpia. Peñarol ganó el primer clásico 1-0, Nacional el segundo 2-0, pero no le dio, y el único que avanzó fue Peñarol.
Después del Mundial de Alemania 1974 y la eliminación de Uruguay, se reestructuraron las competencias de la Asociación Uruguaya de Fútbol y se incluyó la Liguilla Pre-Libertadores de América, que ya en su primera edición tuvo el gran golpe de Wanderers, en donde jugaba el Maestro Tabárez, que eliminó a Nacional, por lo que no hubo clásico.
Los Nacional-Peñarol coperos volvieron en el 76. En el grupo con Unión Española y Palestino, empataron el primero 1-1 y ganó Peñarol el segundo 2-1.
En el Uruguayo de 1976, Defensor cambió la historia del fútbol profesional ganando el campeonato y la Liguilla. Peñarol entró a la Libertadores y Nacional quedó afuera, así que no hubo enfrentamientos coperos en la edición de 1977. Tampoco los hubo en 1978 porque nuestros representantes en la Libertadores de ese año fueron Peñarol y Danubio.
En 1979 hubo otra vez noches veraniegas de clásicos de Libertadores. Empataron los dos de la serie 1-1 y 0-0, y las dos victorias de Peñarol en Ecuador ante El Nacional y Técnico Universitario le dieron la clasificación a las series semifinales.
Un año después, en 1980, no habría clásicos porque después de 20 participaciones consecutivas Peñarol no clasificó para la edición en que Nacional alzó su segunda Libertadores, tras vencer en la última final a Internacional de Porto Alegre.
Para 1981 hubo otra vez enfrentamientos en serie semifinal. Empataron los dos partidos 1-1, pero una excepcional campaña de Cobreloa le permitió llegar a la final.
En 1982 Nacional no logró clasificar a la Libertadores, y Peñarol avanzó hasta llegar a levantar su cuarta copa ante Cobreloa.
En la edición copera de 1983 llegamos al último gran enfrentamiento en serie semifinal, decidida en un último partido. El grupo semifinal lo conformaba además el San Cristóbal de Venezuela. Nacional tomó ventaja inicial al empatar en San Cristóbal, donde Peñarol perdió, pero a la vuelta de la expedición por el estado de Táchira los aurinegros ganaron el primer clásico y a los venezolanos, al igual que Nacional, por lo que todo se definió en aquel último partido en el que Peñarol ganó 2-1 y clasificó a la final.
Se terminó lo que se daba
En 1984 Peñarol no clasificó a la copa, y en 1985, 1986 y 1987, cuando Peñarol, dirigido por Óscar Washington Tabárez, logró su quinta Libertadores, fueron los tricolores los ausentes.
La mejor vuelta fue la de Nacional en 1988, cuando después de tres años faltando a la copa la jugó para ganarla en aquella final ante Newell’s Old Boys, equipo al que venció 3- 0 en el Centenario después de haber caído 1-0 en Rosario. Peñarol, como campeón del año anterior, entró en la tercera fase, pero no pudo llegar a semifinales al ser eliminado por San Lorenzo de Almagro.
Ya en 1989, con el campeón Nacional ingresando en la segunda fase, no hubo clásico porque no se cruzaron, y aquel año quien más avanzó fue el Danubio de Ildo Maneiro, que llegó a semifinales.
Para 1990 sucedería lo que nunca en 30 años de competencia: ni Peñarol ni Nacional la jugarían. Aquel año avanzaron a segunda fase Progreso y Defensor. En 1991, 1992, 1993 y 1994 no clasificó Peñarol, mientras que en 1995 y 1996 el ausente fue Nacional.
En 1997 los clásicos fueron los del grupo con los colombianos Deportivo Cali y Millonarios. Peñarol ganó el primero 4-1 y Nacional el de la rueda de revanchas 2-0.
Finalmente, en 1998 se jugaron en el grupo con los bolivianos Bolívar y Oriente Petrolero. Fueron los últimos clásicos y el primero de la historia de los torneos de la Confederación Sudamericana de Fútbol que no se jugó en el Centenario: fue en el Campus Municipal de Maldonado y ganó Peñarol 2-1. También en la revancha en el Centenario triunfaron los aurinegros 4-1. Aquel fue el último clásico del siglo XX por Libertadores, y 23 años después sigue sin haber enfrentamientos por el principal torneo clubístico de América, en el que además es el clásico que más se ha jugado, en 62 ediciones.
No llegaron a ser tan clásicos
Además de los repetidos enfrentamientos por la Libertadores, hubo partidos por la Supercopa y la Mercosur.
El último clásico internacional por los puntos fue el correspondiente a la Mercosur de 1999, cuando en la última fecha del grupo que compartían con Cerro Porteño y Vasco da Gama Peñarol derrotó a Nacional 2-1, clasificó a la siguiente fase y eliminó a los tricolores. En el partido de ida habían empatado 0-0.
Los 44 clásicos que se han jugado a nivel internacional de la Conmebol se completan con los cuatro que se jugaron en la Supercopa, el primer torneo que apareció para completar la temporada internacional desde 1988. Por Supercopa jugaron en 1992 dos recordados partidos en los que Nacional eliminó a Peñarol, pero no pudo seguir adelante en el torneo por la huelga de los futbolistas en Uruguay por la sanción a Basáñez en la B, cuando en un partido un hincha y exfutbolista murió por la carga de un caballo de la Policía. En aquellos encuentros habían empatado 2-2 en la ida, mientras que en la vuelta, con gol de Edison Suárez, Nacional vencía 1-0 y conseguía la clasificación para jugar con Racing. Los partidos ante los argentinos no se jugaron y los de Avellaneda siguieron adelante en aquel torneo.
Los otros dos enfrentamientos por la Supercopa fueron en 1997, cuando, compartiendo el grupo con Vasco da Gama, Peñarol dejó atrás a Nacional después de empatar 2-2 en el primer partido y ganarle 2-1 en la revancha.
Hoy termina una ausencia muy prolongada e inapropiada de aquellos Nacional-Peñarol coperos que nos tuvieron a centenas de miles de nosotros sobre el cemento del Centenario con la expectativa de recrear uno de los más lindos espectáculos públicos a los que puede aspirar la sociedad uruguaya.
No es lo mismo a puertas cerradas, en el Gran Parque Central o en el Campeón del Siglo, donde en término de una semana inaugurarán su cuenta de partidos clásicos internacionales, pero por algo se empieza.