La gimnasta estadounidense Simone Biles decidió este martes abandonar la final de gimnasia artística en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El comunicado oficial del equipo olímpico de gimnasia adujo un “problema médico”. Más tarde, la propia gimnasta afirmó que tuvo que ver con la salud mental.
Tras la entrega de medallas, en la que la selección rusa se alzó con el oro, Estados Unidos con la plata y Reino Unido con el bronce, Biles habló brevemente con la prensa. “Pensé que no quería costarle una medalla al equipo, un poco por lo de mi cabeza, así que le dije a mi equipo que tenían que dar un paso al frente y salir, y hacerlo sin mí, y ellas hicieron exactamente eso”, afirmó.
En Río 2016 Biles se llevó cuatro medallas de oro y un bronce, convirtiéndose en la gimnasta estadounidense más laureada dentro de una misma temporada de Juegos Olímpicos. Tenía 19 años en ese momento y parecía que su futuro estaría repleto de luces.
Tras los retiros de Usain Bolt y Michael Phelps, la joven llegó a Tokio 2020 como la gran estrella de los Juegos Olímpicos. Pero detrás de las luces de Brasil y antes de las japonesas, hubo muchas sombras que la fueron tomando de a poco.
Tras los Juegos de Río decidió no competir durante 2017. Escribió una autobiografía que se convirtió en éxito de ventas entre jóvenes, participó de Dancing with the stars y volvió a entrenar de cara a las competencias de gimnasia de 2018, pero algo no estaba bien. Cuando comenzó 2018 se supo qué era lo que le pasaba a Simone: en enero de ese año, más de 200 gimnastas estadounidenses, Biles entre ellas, denunciaron al médico de la selección, Larry Nassar, por reiterados abusos sexuales, la mayoría ocurridos cuando las deportistas eran menores de edad.
“Durante todos esos años nadie nos explicó qué era el abuso sexual. No sabíamos. La mayoría de nosotras no íbamos a la escuela, estudiábamos en casa, así que no teníamos a nadie para hablar. Y no sabíamos que éramos víctimas”, relató en Simone versus ella misma, la serie de Facebook Watch que se publicó a pocas semanas del inicio de Tokio 2020.
Al darse cuenta de que era una víctima de abuso sexual, Biles comenzó a sufrir episodios de ansiedad y depresión. “No quería salir de mi habitación, no quería hacer nada ni ver a nadie. Dormía todo el tiempo, porque dormir era básicamente mejor que enfrentar el tema. Dormir era lo más parecido a la muerte para mí en ese momento. Era mi forma de escapar de la realidad”, dijo la gimnasta.
El caso de abuso sexual también acentuó otro golpes que sufrió a lo largo de su vida. Cuando tenía tres años, ella y sus tres hermanos fueron rescatados por los servicios sociales de Columbus, en Ohio, de un padre y una madre envueltos en un vínculo problemático con las drogas y el alcohol. Los niños quedaron a cargo del abuelo, Ronald Biles, y su segunda esposa, Nellie, quienes la adoptaron legalmente cuando la madre perdió la custodia en forma definitiva. “A veces todavía me pregunto si mi madre biológica se arrepiente y querría haber hecho las cosas de manera diferente, pero evito plantearme estas preguntas porque no las tengo que responder yo”, dijo Simone tiempo atrás, en declaraciones recogidas por la BBC.
De vuelta en Tokio, durante la rueda de prensa posterior a la entrega de medallas este martes, Simone explicó: “Cuando entro en la alfombra somos mi cabeza y yo. Trato con los demonios que hay en mi cabeza. Después de la actuación que hice, no quería seguir. Tengo que centrarme en mi salud mental. Creo que la salud mental está más presente en el deporte ahora mismo. Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo, y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos”.
La presión mediática a la que la gimnasta fue sometida previo al inicio de los Juegos Olímpicos de Tokio y su sensación al respecto se pueden resumir, visto en retrospectiva, en una publicación en Instagram. El lunes, previo a las finales de gimnasia artística, Biles publicó dos fotos en esa red social acompañadas de un mensaje. Una de las imágenes la mostraba con el uniforme de su selección, la otra era una selfi en la que se la veía con un micrófono, una cámara y una pantalla repleta de personas apuntándole. “Realmente siento que a veces tengo el peso del mundo sobre mis hombros. Sé que lo olvido y hago que parezca que la presión no me afecta, pero a veces es difícil”, decía el texto.
En la final por equipos Biles sólo participó en salto de caballete. Tuvo una puntuación de 13.766, la más baja de la ronda, y salió acompañada por miembros del equipo de Estados Unidos. Al volver, no se quitó la campera deportiva y fue sustituida por Jordan Chiles.
Tras dejar la competición, la gimnasta publicó una foto con la medalla de plata junto a sus compañeras, a las que agradeció por el apoyo y por “dar un paso al frente”.
Biles también está clasificada para las finales de all-around, salto, piso, viga y barras asimétricas. En este sentido, el comunicado del equipo de gimnasia de Estados Unidos señaló que “será evaluada diariamente para determinar la autorización médica para futuras competiciones”.