Este es un libro que lo va a dejar enroscado. Como mínimo, si es que no le va mucho el fútbol, se quedará pensando. Pero si está entre quienes toman partido, se paran en la cancha a defender sus verdades, escondiendo entre tácticas y estrategias sus artimañas; si está entre quienes describen cualquier situación de la vida como alguna de las tantas cosas que pasan dentro del estadio, como vivir en orsai o teniendo fe para el segundo tiempo, entonces sí: estás páginas le van a dar mucho alimento. Partido discutido, dirán algunos, como si alguna vez no se discutiera un partido en esta faz de la Tierra.
Usted, que sabe tanto de Uruguay y de cómo debería ser la mejor manera de pararse en la cancha, ¿está de acuerdo con que jugar un fútbol de respuesta es (o fue) sinónimo de gloria celeste? ¿Jugando a qué ganó Uruguay y, por otro lado, Nacional o Peñarol? Ahí tiene el primer mito que presenta Gerardo Tagliaferro: por qué asignarle al fútbol uruguayo una sola forma de jugar.
Atado con el primer mito viene el segundo: no importa jugar bien, importa ganar. Este punto es interesante: ¿por qué el uruguayo medio separa ganar de jugar bien? ¿se puede ganar jugando mal? Bueno, tal vez algún partido perdido sí, pero campeonatos jugando mal… Sin embargo, se insiste tanto con eso que se transformó en mito.
Mitos del fútbol uruguayo plantea un tercer mito y son “los buenos resultados del proceso Tabárez”. Acá sí se pone buena la cosa, porque Tagliaferro separa la paja del trigo. Por un lado, aporta datos sobre los 15 años de gestión de Óscar Washington Tabárez al frente de la selección uruguaya. ¿Usted se anima a decir que se ganó más que en los últimos 15 años anteriores? Por otro lado, ya fuera de la cancha, Tagliaferro se explaya sobre lo construido en estos últimos años. Insisto con lo del principio: lea, porque va a encontrar un montón de razones para quedar enroscado, pensando, con ganas de encontrar a alguien para discutir. Porque es lindo discutir, ¿no? Y más si es sobre fútbol.
Los últimos dos mitos abordados por Tagliaferro son acerca de la fábrica de jugadores de fútbol que parece ser Uruguay (y el supuesto éxito de eso) y si los árbitros siempre nos cocinan. Sobre lo primero hay lo que no podía faltar: el recuerdo de Francisco Paco Casal y su habilidad para vender jugadores a Europa. Sobre lo segundo, que es el tema más recurrente que puede existir en el fútbol nuestro de cada día, lo que vibra es la idea de que los hombres de negro son los culpables de todos nuestros males y que si no fuera por ellos saldríamos campeones del mundo. Si usted es de los que creen eso, entonces encontrará varios ejemplos de que puede ser lo contrario, de que alguna vez el arbitraje jugó a favor y ganamos (pero nos olvidamos). ¿No recuerda que eso haya sucedido? Entonces busque en cualquier librería del país Mitos del fútbol uruguayo, de Gerardo Tagliaferro, y saque sus propias conclusiones. A propósito, dice el autor que la conclusión contundente es que no hay conclusiones contundentes. Qué decirles.