Empate sin goles entre Cerro Largo y Defensor

Jugando en el Campus de Maldonado, Cerro Largo y Defensor empataron 0-0, en un partido en el que nunca pudieron alcanzar buenos desarrollos. Partido entreverado, muy entreverado, sin aciertos y sin que ninguno de los dos encontrara juego. Cerro Largo sigue en el fondo de la tabla del Apertura y Defensor va sumando para promediar en la tabla del descenso, recién llegado de la B, en una situación que no había vivido en los últimos 55 años.

Estuvo chiquita la primera parte en Maldonado, donde ambos son visitantes, por lo que los dos equipos tuvieron que salir de casa. Cerro Largo, que, junto con la intendencia, ha tenido problemas de todo tipo para terminar con las obras de refacción del estadio Ubilla de Melo –incluido un proceso por contrabando–, ha propuesto localías más cercanas, como el Centro Empleados de Comercio de Treinta y Tres, pero por una razón u otra no ha podido jugar en tierras olimareñas, así que le han fijado Maldonado. Andar de un lado para el otro no permite asentar una prestación de cierta estabilidad como local, y se nota.

En la primera parte Defensor fue ligeramente superior, pero sin llegar a mostrar los niveles de superación que los violetas habían conseguido en los últimos partidos dirigidos por Marcelo Méndez.

Fue todo lento, bastante inconexo y con pocas acciones bien ensambladas. Un remate del de Mendoza Chico, Facundo Lavandeira, fue la mayor y gran exigencia para Lucero Álvarez, el arquero de los de Cerro Largo. También tuvo una el elenco arachán cuando al fraybentino Leandro Onetto le quedó para su pierna derecha y sacó un remate de oportunidad que pasó cerca del arco de Nicolás Rossi.

El resto fueron intentos de conexión, pero sin efectividad por parte de ambos equipos, aunque siempre bastante más marcado para el lado de Defensor, que no logró encuadrar el buen juego de Kevin Méndez, la enorme dinámica de Luciano Boggio, la efectividad de Facundo Lavandeira y la enorme calidad y experiencia del Chino Álvaro Navarro.

En Cerro Largo, el coloniense Emiliano Villar, las poquísimas veces que le llegó la pelota, fue quien más se acercó al arco contrario.

Extrañamente, porque no es una cuestión natural en el desarrollo de ninguno de los dos colectivos, la segunda parte fue otra vez de juego inconexo, sin aciertos y sin individualidades que pudieran generar un desequilibrio que orientara el juego a favor de su equipo. No es habitual que esto pase en los partidos de fútbol profesional, porque, obviamente, los futbolistas van por sus mejores desarrollos, los cuerpos técnicos piensan y mueven las piezas como para generar las mejores jugadas, y siempre en la interacción de protagonista y antagonista algo aparece.

Esta vez no. Intentaron, los técnicos hicieron todos los cambios posibles, pero no pasó nada. Ni en el VAR pasó nada con la revisión de dos posibles penales.

Un punto para cada uno, un freno en sus intentos de salir adelante.

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