Las tribunas del circuito de Imola estaban llenas de fanáticos vestidos de rojo que esperaban festejar después de dos temporadas penosas para Ferrari, pero se quedaron con las ganas. Al podio subieron dos Red Bull, el del campeón del mundo Max Verstappen y el de su escudero, Sergio Pérez, más el McLaren de Lando Norris.
Mientras el equipo Red Bull, que había arrancado el año con muchos problemas, demostró un dominio cómodo en la pista italiana, Ferrari, que llegaba como claro favorito, vivió una jornada oscura. El español Carlos Sainz, cuyo contrato fue renovado este fin de semana a pesar de su pobre desempeño reciente, volvió a abandonar por un toque, tras entreverarse en la largada con un pelotón al que tendría que haber dejado atrás si hubiera clasificado como su máquina lo permite.
Charles Leclerc, mientras tanto, hizo lo que pudo para estar cerca de los dos Red Bull que picaron en punta en una pista húmeda, pero faltando pocas vueltas, cuando parecía que se acercaba al coche de Pérez, perdió el control y debió entrar a boxes para ajustar el coche, lo que implicó que obtuviera apenas una sexta posición.
Red Bull dominó no sólo el domingo con pista mojada, sino también el sábado y en piso seco, cuando se corrió la primera carrera sprint del año, que gracias a un gran economía de neumáticos, ganó Verstappen en las últimas vueltas.
Como resultado, Leclerc vio recortada su ventaja en el campeonato a 27 puntos, mientras que Verstappen, tras un inicio de temporada complicado, se ubica ahora sí como su perseguidor más cercano.
En Mercedes, equipo dominante hasta el año pasado, el desastre se agrava, especialmente para el heptacampeón Lewis Hamilton, que apenas llegó en el lugar 13, a una vuelta de los punteros. Su compañero George Russell, en cambio, le arrebató el cuarto puesto a Valtteri Bottas (Alfa Romeo) en la última vuelta, y la dinámica interna del equipo alemán está empezando a cambiar, ya que el piloto más joven muestra que se adaptó mejor a las nuevas reglas.
En todo caso, en 15 días todos los competidores deberán hacer uso de su capacidad de adaptación, ya que se correrá en un circuito nuevo, construido en la ciudad de Miami.