El Palacio Peñarol se vistió de fiesta y de reivindicación en una misma noche. La hinchada de Peñarol se manifestó masivamente por causas de derechos humanos en el partido frente a Aguada. Más tarde, festejarían la clasificación del equipo a su primera final de Liga Uruguaya. Es que pese a una nutrida historia en la era de los Federales, el aurinegro no había alcanzado la definición en ninguna edición de este torneo siglo XXI al que llamamos LUB.
Pablo López tiene algo de mago, algo de duende. Hace su magia, y cuanto más tiempo de trabajo tiene para hacerla, mejor domina el arte. Construyó en este caso a un equipo intenso, difícil de superar defensivamente, y con virtudes muy bien explotadas por parte de varios jugadores que, sin ser los principales talentos, toman roles de protagonismo en algunos momentos. De esa manera Borsellino había tenido valiosos momentos en la serie frente a Malvín, y este martes Diego Soarez se convirtió en el goleador del equipo con 16. El colectivo proyecta individualidades.
Lee Roberts con 15 puntos fue otro valor en el equipo local, que llegó a definir en esa condición una serie favorable en todo momento. La constancia de Peñarol en el esfuerzo, en la energía puesta en el juego, fue determinante para que el rojiverde nunca se sintiera cómodo en la serie. Luego de haber superado una serie dificilísima contra Goes, y de muy alta presión, sabiendo y demostrando que eran un equipo duro y mentalmente fuerte para soportar, se encontraron con un rival al que no pudieron controlar.
Ahora Biguá, que hizo gala de sus propias prestaciones, con buena capacidad de contraatacar, con tiradores encendidos en momentos determinantes, será quien defienda el título de campeón, y persiga el de bicampeón, frente al quinteto carbonero.
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