En Uruguay podríamos desarrollar una filosofía a partir de la frase “la próxima sale”. En su faceta deportiva, tendría grandes adeptos. A priori podría pensarse como una expresión de resignación. Bueno, esta jugada ya pasó, este campeonato no se dio, o este partido nos quedó un poco lejos, pero seguro que la próxima sale.

El deporte olímpico en Uruguay está lleno de ejemplos de individuos que tuvieron que hacer carne de esa expresión, pero no como consuelo, sino con obstinación, con terquedad, con la resiliencia que caracteriza a los que persiguen sueños por la suya y teniendo que encontrar donde sea los recursos para lograr el siguiente objetivo. Y cuando no se da, la próxima sale. ¿Habrá próxima? Con lo que costó llegar a esta, no siempre se puede pensar en la siguiente. Entonces la expresión se transforma en esperanza. Sí, la próxima sale.

Achicando todavía un poco más el universo, el deporte paralímpico celeste está aún más lejos de recibir el reconocimiento y el orden estructural que las disciplinas precisan para un desarrollo óptimo. Entre ellos, Eduardo Dutra es con todas las letras un ejemplo, un referente y siempre un luchador. Atleta en silla de ruedas, cumplió su sueño de competir en los Juegos Paralímpicos en 2016, en Río de Janeiro, en pruebas de pista. Sin embargo, también es un destacado atleta de calle, donde frecuentemente se lo ve cruzar en primer lugar la línea de meta cuando se corre en Uruguay. Tal fue el caso en la reciente maratón de Montevideo: con un tiempo de 2 horas, 15 minutos y 40 segundos, fue el primero en llegar a la meta, pero con el sabor amargo de una marca que estaba lejos de su ideal y, sobre todo, con cierta frustración por no haber podido correr en las mejores condiciones. Muchos repechos y el estado de algunas calles no favorecieron a los atletas en silla, quienes primero cruzan la meta, pero muchas veces en quienes último se piensa a la hora de organizar eventos. La próxima sale, Edu, le habrá dicho algún amigo o familiar aquel día. Y él sabía que sí.

En su mente estaba la Grandma’s Marathon (Maratón de la Abuela) que se realiza anualmente en Duluth, Minnesota. Ya tenía todo pronto, y no iba a perder la oportunidad. En entrevista con Garra cerrando el 2021, Eduardo contó: “Los repuestos son caros y acá no conseguís, o conseguís alguno, pero es un poco más ancho y encima carísimo. Los tubulares de entrenamiento te pueden durar cuatro o cinco meses, pero si estás preparando una maratón o algo así te duran un poco menos. Estos ya están medio lisos, no tengo más repuestos ahora, voy a ver cómo hago para conseguir; tengo los patrocinadores que me apoyan, pero los materiales tengo que conseguirlos solo. Y hay que traer todo de afuera. El juego de ruedas está arriba de 2.500 dólares, y este ya está para cambiar; tienen una vida útil, pero no tengo posibilidad de cambiarlos ahora”.

Esta vez destinó los recursos que tenía, que consiguió gracias a patrocinadores y trabajo, a su pasaje, la estadía y el equipamiento para estar en óptimas condiciones. “Compré tubulares de competencia de primer nivel”, explicó a su regreso de Estados Unidos, y aseguró que al correr con ellos la diferencia se notó. “Estaba seguro de que iba a bajar las dos horas. Esperaba 1 hora 45 minutos para venirme contento, y si llegaba a 1:42, era un plus”, dijo Dutra a Garra. La expectativa se superó: “Terminé en 1 hora 35 minutos y me volví súper feliz. Tremenda experiencia y contentazo con el tiempo”. Su registro final fue 1:35.26, finalizando en el puesto 22 entre los atletas en silla.

“Largué atrás de todos porque estábamos ordenados por tiempos previos y junto con un mexicano no teníamos marca. Después de una salida lenta pasando gente, corrimos juntos los primeros diez kilómetros, y luego yo sentía que podía apretar más el ritmo y me fui solo. En el camino fui pasando gente y a lo lejos veía a un pelotón que iba más de un kilómetro adelante, pero se me hizo imposible alcanzarlos”, relató sobre el día de la carrera.

“Cuando vi el tiempo en que iba en el kilómetro 35, se me puso la piel de gallina. Sólo pensar en que podía correr en 1:35 me emocionó. Empecé a apretar el ritmo hasta el final y se dio la marca que pensé. Mejoré los 10K (20:43), la media (45:34) y la maratón”.

En la filosofía de “la próxima sale” también hay lugar para las ganadas. Porque esta vez Eduardo tiene un tiempo para mostrar, un tiempo que le puede abrir puertas para empezar a soñar con la próxima maratón. “Con este registro es más posible conseguir invitación a otras maratones igual de importantes o más”, aclaró. “Voy a precisar apoyos para conseguir pasajes. Tengo en mente la maratón de Buenos Aires, en la que puede salir una linda marca, aunque no tan buena como esta, y así poder seguir creciendo y apuntando a los Juegos Paralímpicos de París 2024”.

Autogestionado, en la lucha constante, con altibajos en el camino pero siempre con una mentalidad profesional, entrenando duro para mejorar sus registros, Eduardo Dutra sigue soñando. Sabe que si se lo propone, la próxima sale.