Fue una carrera sin demasiadas sorpresas la del domingo, marcada apenas por decisiones estratégicas ante el ingreso de un safety car virtual y un safety car físico, en las que algunos aprovecharon para cambiar gomas.
La última de estas jugadas colocó al ferrarista Carlos Sainz detrás de Verstappen, pero con gomas más nuevas. El español intentó atacar al campeón 2021 durante 15 vueltas, sin éxito. Queda claro que la Ferrari de este año es un gran auto, pero a diferencia de lo que marca la tradición italiana, su fortaleza no reside en la velocidad en recta, muy necesaria para superar a otros coches.
También es cada vez más notorio que el español Sainz no está a la altura de lo que precisa un equipo de punta. Su compañero Leclerc, en cambio, largó penúltimo y llegó quinto, gracias a una brillante gestión de las gomas medias, que hizo durar mucho más de lo esperado en la etapa final de la competencia.
La carrera también le dejó un sabor amargo al otro español, el bicampeón Fernando Alonso, que había largado segundo tras una brillante clasificación con piso húmedo, y llegó apenas séptimo.
Gracias a una ayuda de la dirección del equipo Mercedes, que perjudicó a George Russell con el cambio de gomas, el británico Lewis Hamilton pudo llegar tercero y subir al podio, en un año en que no sólo su escuadra ya no es hegemónica, sino en el que es constantemente superado por su compañero de equipo.
El mexicano Sergio Pérez debió abandonar por un problema de transmisión y, aunque nominalmente está segundo en la tabla, el equipo Red Bull dejó claro que la prioridad es que Verstappen retenga la corona.