En un momento de la noche del jueves parecía un hecho, pero finalmente no se dio: la confirmación o no de que Luis Suárez juegue en Nacional sigue pendiente. La decisión puede ser cuestión de horas. El Pistolero no tiene ofertas que lo convenzan en Europa ni en Estados Unidos, y volver al fútbol uruguayo se le presenta como una opción viable. El delantero, si decide retornar al club que lo vio surgir, tendrá un triple objetivo: salir campeón del Uruguayo, ganar la Copa Sudamericana –para la cual debe ser incluido en la lista de buena fe antes del 31 de julio– y prepararse de la mejor manera para llegar a Catar 2022. El contrato de Suárez, en principio, será hasta el 31 de diciembre.
Si no se confirmó el jueves es porque se está esperando el regreso de José Fuentes, presidente de Nacional, quien retornará el sábado a Uruguay tras ir a España para hablar con Suárez.
Acá, en la vivencia de los hinchas, el Gran Parque Central fue una fiesta. Tras la enorme movida en redes sociales bajo el hashtag #SuarezANacional, el jueves los hinchas del bolso vistieron de fiesta su cancha: hubo pancartas, con cintas de colores formaron un 9 en una de las tribunas, hubo 15.000 caretas con la cara del salteño, le cantaron en reiteradas ocasiones “olé, olé, olé, olé; Suárez, Suárez”.
Volver a ser
Hace poco más de 17 años, Luis Suárez debutaba en Nacional. Fue, exactamente, un 3 de mayo cuando, colándose por la hendija de las posibilidades: Suárez fue convocado para jugar por la Copa Libertadores ante Junior de Barranquilla tras las ausencias de Luis Romero, Gabriel Álvez y Sebastián Abreu, principales delanteros del bolso.
Martín Lasarte fue el entrenador que le dio vida. Hay veces que las cosas grandes tienen pequeños comienzos. Suárez, aquella noche en Colombia, apenas jugó 12 minutos, no pudo convertir y, además, Nacional perdió y quedó eliminado del torneo. Pero fue un comienzo, y ese año, el 2005, aquel botija que hacía goles a rolete en las inferiores terminó jugando 35 partidos por el Uruguayo y anotando 12 tantos para ser el segundo goleador de los tricolores (sólo sobrepasado por Gonzalo Chory Castro, que hizo 20 goles).
Después sí, su carrera fue siempre en crecimiento. En Nacional fue bicampeón tras ganar los torneos de 2005 y 2005-2006, con 19 años se fue al Groningen de Holanda, donde hizo diez goles en 27 partidos, y eso le alcanzó para ser fichado por el Ajax de Ámsterdam. Ahí fue capitán, goleador y levantó dos copas en cuatro temporadas. Lo quería media Europa y recaló en el Liverpool inglés, un grande sin Premier League, donde no ganó el título grande pero fue figura individual y goleador, galardonado como el mejor jugador de la temporada 2012-2013. Después, las polémicas, el incidente con Patrice Evra, la mordida a Branislav Ivanonic, sumatoria de acontecimientos que fueron adelantando la salida del club inglés. Sancionado por la FIFA tras el Mundial de Brasil 2014, aún sin poder jugar durante un tiempo, el Barcelona se la jugó y lo contrató.
Junto a Lionel Messi, su amigo, escribió páginas grandes en el Barça, club con el que ganó cuatro ligas españolas, cuatro copas del Rey y dos supercopas de España, más una Champions League, una Supercopa UEFA y un Mundial de Clubes. Después, cuento conocido: se marchó al Atlético de Madrid y, contra todo pronóstico, ganó el título de liga con el equipo colchonero.