Desde el sábado se disputa en el estadio Malvinas Argentinas de Buenos Aires, en la zona de La Paternal, una nueva edición de la Conmebol Libertadores de Futsal, en la que 12 equipos buscan quedarse con el título que el año pasado San Lorenzo de Almagro conquistó en nuestro país en la ciudad de Florida. Peñarol, representante uruguayo, superó, no sin dificultad, el grupo más exigente de la competencia, en el que había quedado alineado junto a Cascavel de Brasil, Panta Walon de Perú y Boca juniors de Argentina.

Los aurinegros hicieron una apuesta fuerte para la competencia. Con la base de la selección como plantel, que viene despegado en la tabla de la liga local, sumaron también a jugadores extranjeros para elevar el nivel. Contaron con los brasileños Bello y Xapa, el venezolano Wilmer Cabarcas y el argentino Emmanuel Alarcón como arquero suplente, quien ya se unió para el segundo semestre del torneo en Uruguay.

El primer paso del conjunto dirigido por Ignacio Cabral en el torneo fue fundamental: se impuso 3-2 al campeón incaico. Los peruanos, que vienen creciendo a pasos agigantados en la disciplina y figuran en buenas posiciones en las últimas Libertadores, también se reforzaron con un par de venezolanos de selección. Peñarol selló el triunfo 3-2 en ese debut y eso les la confianza para ir por más. El domingo el desafío fue mayor. En la segunda fecha, el paranaense Cascavel, gran candidato a quedarse con el certamen, midió fuerzas con el conjunto aurinegro, en un choque en el que los uruguayos perfectamente pudieron haberse llevado algo. Fue derrota 2-1, pero quizás haya dejado mejores sensaciones futbolísticas que el primer partido.

Los resultados y el andar de esta fase de grupos determinaron que el choque de este lunes a última hora ante Boca Juniors fuera determinante. El xeneize debía ganar y aferrarse al criterio de los partidos entre sí por sobre el de la diferencia de goles -una reglamentación algo particular de la Conmebol para el futsal- para obtener su pasaje a cuartos. De ese modo, Peñarol podría terminar segundo, tercero e incluso cuarto y eliminado, según lo que sucediera ante el fuerte equipo argentino. El encuentro se planteó como lo que significaba, una final. A todo o nada, la tónica fue una enorme intensidad, y la paridad reinó durante buena parte del juego. El condimento extra de las tribunas alentando, ya que cerca de 50 hinchas aurinegros se arrimaron hasta el escenario de Argentinos Juniors, y los ojos de todos los equipos para definir qué ocho clubes se clasificaban a la siguiente fase.

Boca puso el primero cerca del final de la etapa inicial, con un saque de esquina directo en donde el arquero Fernández falló y la pelota se metió en el arco tras rebotar en su pierna. El empate del carbonero llegó en el arranque del complemento y lo convirtió Brandon Díaz cerrando una maniobra individual de Richard Catardo. Más allá de las variadas situaciones de gol y del riesgo que tomó Boca al jugar cinco minutos con golero adelantado, las cosas se mantuvieron sin cambios hasta el término del cotejo, lo que propició la clasificación de Peñarol como segundo del grupo B, detrás de Cascavel.

“Nosotros sabíamos que el empate nos servía, pero no podíamos jugarnos a eso. En este deporte no te podés confiar porque en el último minuto te hacen un gol y quedás afuera. Así que todo el tiempo lo fuimos a buscar, ellos también, y creo que salió un lindo partido”, dijo Catardo tras la obtención del pasaje a cuartos. El popular Mascota, de enorme partido, sostuvo además: “Nosotros venimos de menos a más. Esta clase de torneos te hace jugar con los mejores. Sabíamos que si hacíamos las cosas bien íbamos a clasificar y lo logramos”. Ahora Peñarol enfrentará el miércoles a otro equipo argentino, Barracas Central, que avanzó como segundo de la serie C. Un cruce que el carbonero mira con buenos ojos y que podría depositar por primera vez a un equipo uruguayo en semifinales desde que la Libertadores de futsal se juega con este formato.