La violencia es social y no deportiva. Eso debería ser como un salmo. A la violencia la hacen la gente y la Policía; el fútbol es rehén, el fútbol es tan sólo un juego donde una esfera debe ser embocada en un rectángulo. Ese es el fútbol. Del juego se desprenden las pasiones más extremas y las más gloriosas. Las eternidades, las jugadas efímeras, los santos y las santas que como estampitas empapelan las habitaciones de niños y niñas por el mundo.
Tras los partidos entre Brasil y Argentina y entre Perú y Venezuela, las Federaciones de Brasil y Venezuela emitieron comunicados públicos. El de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) denuncia hechos discriminatorios de parte de la Policía, periodistas e hinchas peruanos, y enmarca en estos mismos términos las decisiones de la organización en cuanto a, por ejemplo, las medidas de seguridad relacionadas con la verificación de condiciones migratorias para ingresar al estadio.
El comunicado de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), de alguna manera pone en manos de la Policía Militar brasileña las decisiones con respecto a los vallados entre hinchadas y a las sanciones aplicadas solamente a la parcialidad argentina.
¿Quién juzga a la Policía que organiza y a la Policía que pega? Al parecer, nadie. La confederación, de alguna manera, se desliga. La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) no se ha manifestado al respecto, a pesar de que son los dueños del circo, nunca de la pelota.
El comunicado de la Confederación Brasileña de Fútbol
Una jueza brasileña decretó prisión preventiva contra una hincha argentina, acusada de proferir insultos racistas durante el partido disputado el martes entre Brasil y Argentina en el Maracaná, en Río de Janeiro. La jueza consideró que se trató de un “crimen grave frecuentemente practicado”. El crimen de injuria racial está castigado en Brasil con penas de entre dos y cinco años de prisión, además de multa, y no permite eludir la prisión preventiva mediante el pago de fianza. Junto a la hincha acusada de racismo, otros 17 argentinos fueron detenidos por los tumultos.
Los disturbios en las tribunas del estadio Maracaná, ocupadas por hinchas argentinos que se enfrentaron a la Policía, provocaron la retirada de los jugadores albicelestes a los vestuarios durante 17 minutos, hasta que se calmó el ambiente. El partido de Eliminatorias para el Mundial de 2026, que ganó Argentina 1-0, comenzó con media hora de retraso debido a los incidentes.
La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) emitió un fuerte comunicado al respecto, en el que aclara que “la organización y la planificación del partido fueron realizadas cuidadosa y estratégicamente por la CBF en conjunto y en constante diálogo con los órganos públicos competentes, especialmente la Policía Militar del estado de Río de Janeiro”.
Respecto de la consulta de mezclar las hinchadas, expresó que “fue una norma de las competencias FIFA y Conmebol”, y que “la Policía Militar de Río de Janeiro y las autoridades públicas estaban al tanto de la organización”. Luego, afirmó rotundamente: “Por lo tanto, la CBF reafirma que se siguió estrictamente el plan de acción, seguridad y operación para el partido, aprobado por la Policía Militar de Río de Janeiro y otras autoridades”.
El comunicado de la Federación Venezolana de Fútbol
La Federación Venezolana de Fútbol emitió un comunicado denunciando que futbolistas e hinchas fueron víctimas de “agresiones tanto verbales como físicas”, y repudió también “los actos de discriminación y xenofobia”. Además de lamentar como algo “muy grave” que uno de sus futbolistas fue lesionado por un funcionario local al momento de realizar un intercambio de camisetas “que es absolutamente normal y común en cualquier partido”, señalan que hubo “acciones antideportivas que fueron evidentes”.
“Hemos estado sometidos a prácticas claramente antifútbol, como las medidas de seguridad nunca antes vistas relacionadas con la verificación de condiciones migratorias para ingresar al estadio; una acción que atenta contra los derechos humanos de nuestros compatriotas y contra el espectáculo deportivo en general”, añadió la FVF antes de subrayar que “también fuera del campo se dieron actuaciones que debemos condenar, como los comentarios machistas y peyorativos de un grupo de comunicadores hacia las mujeres venezolanas. Algo incalificable y que no estamos dispuestos a permitir”.
Además se pronunciaron acerca de la medida tomada por las autoridades peruanas de realizar un control migratorio en las puertas del estadio. La acción fue catalogada como ‘antifútbol’, ya que los derechos de sus compatriotas fueron vulnerados: “Lamentablemente, desde que se anunció este partido se generaron acciones antideportivas que fueron evidenciadas para la opinión pública, medios de comunicación y seguidores en general, y hemos estado sometidos a prácticas claramente ‘antifútbol’, como las medidas de seguridad antes vistas relacionadas con la verificación de condiciones migratorias para ingresar al estadio; una acción que atenta contra los derechos humanos de nuestros compatriotas y contra el espectáculo deportivo en general”.