Con goles de Pilar González, Wendy Carballo y Julieta Morales, Peñarol ganó su cuarto clásico al hilo y levantó la copa más esperada, la del Campeonato Uruguayo, que no conseguía desde 2019. En Nacional descontaron Anna Cola a los 81’ y Ángela Gómez a los 89’.
La historia más deseada
Cuatro años pasaron desde aquel 2019 en el que Peñarol logró el tricampeonato de la mano de Daniel Pérez. Pasó mucha agua por debajo del puente y en este 2023 llegó la primera entrenadora mujer al equipo mirasol, Cecilia Santo, quien con su impronta logró armar un equipo dinámico. Lo mejor para las aurinegras pasó luego de la mitad del año, cuando las carboneras ganaron el Clausura, justo después de haber incorporado al equipo a figuras como Stephanie Tregarthen –proveniente de Paysandú – y Daiana Farías, que llegó desde el Racing Power de Portugal. Jugadoras que supieron levantar las tres primeras copas del aurinegro en ese tricampeonato, junto a otras figuras de real destaque en el club, como Wendy Carballo, la arachana que tras su pasaje por Inter de Brasil volvió a vestir la del club de sus amores y que en esta jornada volvió a levantar otro trofeo con mucho mérito: es la goleadora de este campeonato.
Por su parte, Nacional, a pesar de haber caído en esta jornada, fue junto a su clásico rival el equipo más destacado del torneo, pero el gran comienzo de año que tuvo se fue esfumando tras su pasaje por la Copa Libertadores. Las albas comenzaron a bajar el ánimo, con partidos que finalizaron sin goles durante tiempos enteros, algo que se notó sobre todo frente a Peñarol, que les cortó un invicto de ocho clásicos sin perder. Las carboneras volvieron al triunfo clásico en el Campeón del Siglo, última cancha donde lo habían logrado, en la segunda vez en la historia que jugaron en casa propia.
En la finalísima, para colmo de males, el entrenador tuvo el gran desafío para el armado del equipo en este clásico, porque no tendría a la orden a Oriana Fontán, que llegó a la quinta tarjeta amarilla, ni a Sofía Ramondegui, que fue expulsada en el encuentro anterior.
Clásicos son clásicos
El partido comenzó más de 15 minutos tarde porque las jugadoras de Peñarol se quedaron en el vestuario en reclamo de una situación que se dio en la previa: lanzaron desde afuera una bomba de estruendo que cayó en la tribuna donde se ubicó la parcialidad mirasol.
Tras el pitazo inicial, luego de la sentada colectiva que se hizo durante todo el campeonato a modo de reclamo por más recursos para la disciplina, empezó la magia. El fútbol inició con una tapada espectacular de Vanina Sburlati al disparo de Cecilia Gómez, pero mientras las jugadoras se terminaban de acomodar, el que abrió el marcador fue Peñarol. González la mandó a guardar a los 7’ tras una gran recuperación de Lucía Flores, que buscó la pelota para mandarle el centro a Carballo, que le termina dando el pase a González, que no remató de la mejor manera, pero sí pudo aprovechar la mala salida de Morán, que sacó con una jugadora delante de ella.
Nacional no se achicó con el resultado en contra: enseguida Cecilia Gómez – que fue la figura tricolor en la primera parte– tuvo una clara posibilidad que desperdició frente al arco.
El aurinegro llegaba a través de Flores, mientras que en el tricolor Gómez era la que construía las mejores jugadas, recuperando pelotas en el medio de la cancha para generar las jugadas más peligrosas. Pero el encuentro no era parejo, Peñarol estaba mejor y el segundo estaba al caer.
El tanto llegó por medio de un penal que Carballo cambió por gol, a pesar del buen intento de despejar de una de las fichas extranjeras del tricolor, Morán. Con este resultado, a falta de un tiempo entero, las de Cecilia Santo ya comenzaban a sentirse campeonas, porque Nacional debía ganar por una diferencia de tres goles.
En amarillo y negro
Tras el descanso, en un Palermo que vibraba el partido más importante de toda la temporada, Julieta Morales puso el tercero para las de oro y carbón, para hacer estallar de emoción a la parcialidad aurinegra.
A los pocos minutos fue expulsada Daiana Farías por doble amarilla, pero a esta altura del juego con la diferencia tan abultada no parecía que esa acción pudiera perjudicar mucho a las carboneras.
En un complemento que también dominó Peñarol, el bolso tuvo las más claras posibles de penal. El primero lo pateó Yamila Badell y lo tapó con gran calidad Sburlati, pero Cola aprovechó el despeje y la mandó a guardar.
El segundo fue obra de Ángela Gómez, y con los goles se levantó el ánimo de los espectadores, que vivieron el juego con mucha intensidad.
Los goles dieron algo de alegría en medio de tanto bajón, porque sólo hubo que esperar a que pasara el tiempo para que Peñarol tuviera su desahogo final; grito de celebración merecido que se consiguió con mérito, esfuerzo, con la idea ofensiva de la entrenadora que las jugadoras desplegaron con gran calidad. Celebró el pueblo aurinegro por su cuarta copa conseguida por las mujeres.