Peñarol recibió a la academia de Racing, la escuelita de Sayago, los cerveceros. El manya recibió a Racing con fiesta en las tribunas como si nada pasara: “Peñarol familia”, “Eternamente Gordo Fabián”, “Barradas”, “Buceo”, “Increíble amor”. Las banderas son un cadáver exquisito. Una cantidad de versos para jugar a poemas. Poemas manyas y poemas cerveceros. Poemas uruguayos de campeonato.
Peñarol llegó con 23 puntos y Racing con 24, todo esto en la tabla del Clausura. Liverpool, el más polenta, los mira de arriba. Algo similar pasa en la tabla Anual, a la que Peñarol llegó como escolta con 67 unidades, una menos que el equipo de Jorge Bava.
Peñarol y Racing jugaron un gran partido en el Campeón del Siglo (CDS): lo que prometieron.
Aguirre piensa a corto y largo plazo: ganar lo que pueda y esperar la definición por la copa más preciada. Recuperó para este partido a Hernán Menosse, que ocupó un lugar entre los 11, a la Joya Abel Hernández y al gran futbolista Camilo Mayada, que entraron en el segundo tiempo.
Del lado de Racing, Eduardo Espinel le cambió el semblante al equipo. Con aciertos en las contrataciones y sentido de pertenencia, no sólo lo salvó del descenso, sino que, además, logró la clasificación a la próxima edición de la Copa Sudamericana. Racing jugó en el CDS soñando con ser campeón del Clausura. Fue un equipo fuerte, propuso y supo contener las ansias de un grande.
Sebastián Rodríguez llevó los hilos del local. Quizás la más clara haya estado en una pelota filtrada que puso para Ignacio Sosa. Tuvo en Kevin Méndez –como hacía tiempo– un aliado, aunque en la segunda parte fue sustituido. Racing jugó con una columna vertebral que empieza en Mejía y termina en Octavio Rivero, que pasa por Gastón Bueno y por José Varela y que cuenta con los aportes del argentino Tomás Verón Lupi y del experiente Jonathan Urretaviscaya. El partido fue un caldo espeso en el mediocampo.
Peñarol tuvo en Arezo lo distinto. En Ángel González imprimió la velocidad. Racing tuvo en todos sus obreros la herramienta para contrarrestar –sobre todo en el segundo tiempo– la fuerza del aurinegro. Peñarol puso en la cancha lo mejor que tiene, Aguirre dio ingreso a dos fieras: Hernández y Mayada. Verón Lupi por poco abre el marcador, pero De Amores dijo que no y en la respuesta Sebastián Rodríguez habilitó a Arezo, que convirtió.
El empate, porque todo tenía aire de paridad, llegó unos minutos después tras una gran jugada y dos rebotes, ambos de Verón Lupi, que terminaron en la red.
Racing tuvo ocasión para liquidarlo tres veces cuando el reloj pisaba los 90 minutos. Peñarol ya estaba jugado arriba. Octavio Rivero en dos oportunidades y el recién ingresado Juan Rivero pudieron haberlo ganado. El empate no le sirvió a ninguno, aunque Racing ya consiguió más que sus objetivos y Peñarol podría quedarse sin nada.
Con el empate, Liverpool se consagró campeón del Clausura, pero deberá esperar hasta la última fecha para asegurarse también la tabla Anual.