Con dos goles en los últimos 10 minutos, de Andrey primero, y ya sobre el final de todo, de Pedrinho, con Randall Rodríguez fuera de su arco, con una definición muy difícil y particular Brasil le ganó 2-0 a Uruguay, y de esa manera se quedó con el título de campeón, superando a los celestes en la última fecha.

El título de campeón, un objetivo nada menor en cualquier contienda deportiva, no se viene para Uruguay, pero sí un gran desempeño durante todo un campeonato en el que los contendientes jugaron 9 partidos en poco más de veinte días.

Uruguay estuvo cerca de cerrar su campaña con el título y con todos los objetivos logrados, junto a la clasificación al Mundial, y a los Panamericanos, pero un gol a los 83 minutos de Andrey desemparejó el juego y llevó el trofeo para Brasil, que lo aseguró con un segundo gol ya en los descuentos y con Uruguay a la desesperada.

Gran campeonato de los celestes, con enormes proyecciones individuales y una entrega y aplomo colectivo que da para ilusionarse de futuro.

Con cancha

A los cinco minutos Uruguay tuvo una buena jugada que después de una serie de combinaciones terminó en uno de los remates espectaculares de Luciano Rodríguez que se fue apenas afuera. Era el inicio de una serie de jugadas para un lado y para el otro que se dieron en la etapa inicial, y que pudieron haber permitido el gol de la apertura tanto para los uruguayos, que pasaron cerca de gritar por lo menos tres veces, como para los brasileños, que con su remate de media distancia hicieron volar un par de veces al impecable Randall Rodríguez, que mantuvo su defensa con gran respuesta como en todo el campeonato.

El equipo de Marcelo Broli que entró al campo con la rotunda aspiración de ser campeón planteó su oncena ideal para el plantel con la que contaba, es decir, la misma oncena que había arrancado en los últimos partidos; mientras que los brasileños jugaron con un cariz netamente ofensivo intentando ganar la media cancha y el ataque.

Los celestes se desplegaron con eficiencia en todo el campo demostrando un ensamble importante para este tipo de eventos y lograron controlar las alternativas de los casi cinco atacantes que proponía Brasil con sus dos puntas y los tres futbolistas que jugaban por detrás de ellos. Es más, tanto controló Uruguay que Brasil se vio desbordado y golpeó en demasía, llevándose tres amarillas.

No hay vuelta

Al inicio de la segunda parte, Franco Cepillo González en posición de punta neto se cruzó en el área yendo a buscar un pase entre líneas, anticipó al arquero y, muy forzado, tocó por encima, definiendo apenas afuera.

Los brasileños salieron al ataque porque era la única posibilidad para salir campeones, entonces, Vítor, el muy buen delantero centro, pivoteó cerca del punto penal, aguantó la pelota para sí mismo y de media vuelta sacó un gran remate qué pasó apenas al lado del caño izquierdo uruguayo.

Esos cinco minutos iniciales del segundo tiempo fueron un infierno, con jugadas de gol de los brasileños por lo menos en tres ocasiones y jugadas de gol celestes que podemos contar casi en el mismo número, fundamentalmente con la llegada del Cepillo González.

Fue tiempo de Randall Rodríguez, que hizo un par de contenciones excepcionales que mantuvieron en cero el arco uruguayo.

Además de la situación de atajadas de Randall, vale la mención para el caño izquierdo uruguayo que pasando el minuto 12 de la segunda parte defendió a Uruguay.

Cuando el fútbol brasileño arreciaba en jugadas ofensivas muy cerca de llegar al gol, Broli decidió una variante reforzando la media cancha ubicando a Rodrigo Chagas y sustituyendo a Álvaro Rodríguez.

Fue tal la intensidad de esos minutos del segundo tiempo que Rodrigo Chagas recién ingresado estuvo cerca de abrir el marcador para Uruguay con un remate de afuera del área que de gran manera desvió el arquero brasileño.

Más allá de los 20 minutos del complemento Uruguay recuperó su compostura de media cancha y asociándose debidamente empezó a generar acciones ofensivas cerca del área rival.

Fueron, como todo el partido pero sobre todo cuando avanzaba el reloj, momentos de altísima tensión; Uruguay pretendió acomodar su respuesta dando ingreso a futbolistas desde el banco. Entraron Ignacio Sosa y Mateo Antoni por Damián González y Fabricio Díaz, agotados por el esfuerzo. A falta de 7' para el final, Andrey con gran cabezazo cruzado puso el 1-0 para Brasil. La llevaron de un lado para el otro y cuando llegó el centro desde la izquierda, Andrey por derecha definió perfecto.

Después una locura, y la desesperación uruguaya que casi lo empata con un tiro libre de Luciano Rodríguez que besó el caño, pero cuando ya no quedaba casi tiempo, y todos los uruguayos jugaban en campo rival, un quite y rápida carrera apenas entrando en campo uruguayo dejaron a Cedrino con el arco a expensas a 50 metros, y el zurdo contra la línea acertó el remate que terminó con el segundo gol de Brasil y el título.

Fue un gran campeonato de Uruguay que más allá de no haber alzado la copa, dejó muy bien parada a la generación que emerge para la celeste.