La consultora Nómade llevó adelante una investigación denominada Mujeres con cancha, buscando darle visibilización al fútbol femenino y mejorar las condiciones para quienes lo practican.

El objetivo del estudio fue conocer cuánto sabe la población sobre el fútbol femenino, sobre el desarrollo y avance de las mujeres y el fútbol, sobre el acceso al deporte desde la infancia, el trabajo y profesionalización de las jugadoras, y qué lugar tienen las comunicadoras en este deporte. La investigación se contextualizó en el Mundial de Qatar.

Las voces

De las personas que participaron en el análisis, más de nueve de cada diez hombres manifestaron que les gusta el fútbol; en el caso de las mujeres fueron siete de cada diez quienes respondieron de esta manera, por lo que se concluyó que Uruguay es un país futbolero.

51,1% de las personas entrevistadas manifestó no conocer ningún campeonato de fútbol femenino, ni de Uruguay ni del mundo. Los investigadores de Nómade concluyeron que Uruguay “es un país futbolero pero no se reconoce el desarrollo de las mujeres en el deporte”.

Las entrevistas cualitativas realizadas arrojaron que las mujeres comunicadoras dentro del ambiente del fútbol se sienten cosificadas. Las que estuvieron en Qatar, por ejemplo, afirmaron que les pesó la idea de “mujer como objeto”, porque el entorno está pendiente de cómo se visten, o porque se sentían juzgadas si salían solas, entre otras cuestiones.

Ante la pregunta de si el fútbol femenino debería tener la misma visibilidad y el mismo espacio que el masculino -en términos de infraestructura, lugar en los medios, recursos humanos y económicos que ayuden a impulsar este deporte, entre otros- ocho de diez personas respondieron que sí.

Principales dificultades de las mujeres con cancha

En este sentido, Nómade consultó sobre distintos ejes de la realidad de las mujeres en el ambiente del fútbol femenino. Las comunicadoras comentaron que es común que se considere que la mujer se tiene que hacer cargo de la cobertura del fútbol femenino, y se preguntan: ¿por qué una mujer debe hablar sobre mujeres y no la sociedad entera? Eso deja claro el rol que la mujer ocupa en los medios.

En cuanto a otras protagonistas, como las árbitras, se constata que las mujeres ganan mucho menos que los varones debido a los espacios que ocupan: suelen ser cuartas árbitras, la única que logró ser la jueza principal fue Claudia Umpiérrez -que se retiró hace algunas semanas-. Los cargos de mayor poder los ocupan varones.

Una buena

Por otro lado, afirmaron que la transmisión de los partidos del Campeonato Uruguayo de Fútbol Femenino aumentó la difusión y los recursos. Entre los avances enumeraron: se creó el departamento de fútbol femenino en la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales (MUFP), se llegó a un “beneficio” de diez operaciones quirúrgicas al año sin costo para las jugadoras -gracias a los derechos de imagen-, se ganó un porcentaje por el patrocinio, etcétera.

“Hubo avances en los recursos, pero falta; [a las mujeres] se les exige ganar para tener más, algo que en el masculino no se da: los recursos están y la cobertura se hace”, explicó Yelitza Pernía, de Nómade.

Ciclo menstrual

También se llegó a la conclusión de que no sólo la voz de las mujeres está silenciada, sino que además hay particularidades de este género que no se tienen en cuenta, a pesar de que inciden en la práctica deportiva, como la menstruación.

Está estudiado que cuando las mujeres están menstruando tienen más posibilidades de lesionarse, entre otras cuestiones que no se contemplan en Uruguay. Tampoco se contempla el embarazo, incluso en los clubes en los que las jugadoras firman un contrato no está contemplada la posibilidad del embarazo.

De hecho, lo más común en el fútbol femenino uruguayo para las mujeres es dejar de jugar al quedar embarazadas. Recién en 2022 se dio el primer caso de una jugadora embarazada con continuidad formal dentro del equipo.

La violencia

En cuanto a la violencia, algo tan característico en el entorno del fútbol uruguayo, Nómade concluyó que la voz de las mujeres está silenciada en ese relato. Cuando se habla de violencia en el fútbol no se tiene en cuenta lo que les puede pasar a las jugadoras y a las árbitras en las canchas, a las que ocupan cargos de autoridad o a las periodistas. “Siempre están en tela de juicio, se duda de su conocimiento, se cuestiona lo que opinan, cómo se visten, cómo actúan frente a la cámara, cómo escriben en un diario, cómo hablan en radio, cómo se manejan en redes sociales. Es una exposición que es parte de la violencia por parte de las personas que siguen el deporte”, sostuvo Mariela Moreno, de la consultora. De la investigación se desprendió que todas esas voces están invisibilizadas.