Voz baja pero firme. Ideas claras. Visión a futuro. Héctor Assir dejó Larre Borges para emprender un desafío pesado que lo invita a recorrer aguas turbulentas que está dispuesto a navegar. Por el momento observa y estudia. Sabiendo que en el horizonte está la línea de meta y que durante cuatro años habrá que transitar el camino evitando el oleaje de una marea que te puede dar vuelta el barco.
Competencias paralelas, formar en todo el país una liga realmente nacional, acompañar el crecimiento del femenino y coherencia de trabajo en todos los estamentos del básquetbol uruguayo. Eso quiere. Del dicho al hecho hay un gran trecho, dicen por ahí. Pero iniciar con los objetivos arriba de la mesa es de gran ayuda para que el camino sea la recompensa.
Así se presentó el presidente de la Federación Uruguaya de Basket-Ball (FUBB) que, en un sillón mucho más cómodo que el que tenía en la Unión y con una amplia oficina, comenzó a trabajar para que su deporte favorito crezca en cantidad y calidad.
¿Por qué llegaste a ser presidente de la FUBB?
Más que nada por la trayectoria como dirigente. Fueron 12 años al frente de Larre Borges, camino en el que hicimos convivir el éxito deportivo con dos campeonatos de El Metro y terminando dos veces arriba del sexto puesto de la Liga Uruguaya [LUB]; en lo edilicio crecimos más de 400 metros cuadrados de infraestructura, pasando de ser un club de básquet a una institución social. Hacia ahí tienen que apuntar los clubes para ser autosustentables. Sólo con el básquetbol no funciona, dependés de mecenas que se aburren o desaparecen físicamente y la familia no continúa. Por todo eso, y la personalidad que tengo, entiendo que los clubes de la LUB me postularon y me ofrecieron continuar con el trabajo que hizo Ricardo Vairo.
¿Qué diferencias hay entre la conducción de un club y la FUBB?
En la chacrita no miramos más allá. La federación es mucho más grande y tenemos que tratar de estar todos alineados para el crecimiento del básquetbol. Involucra un montón de estamentos. Es como si fuera una empresa que tiene que brindarles soluciones a los accionistas que son los clubes.
Una de las grandes polémicas del básquet uruguayo es que no se juegan las competencias paralelas, ¿qué opinión te merece?
Estuve reunido con la gente de El Metro. Tenemos que lograr que un torneo se pise con el otro a los efectos de que se genere espacio para nuevos valores. Hay jugadores de proceso de selección que no tienen minutos en sus equipos. Puede ser porque hay tres extranjeros, la cantidad de fichas mayores o lo que sea. Pero si los principales torneos son al mismo tiempo va a existir ese espacio para que todos tengan su lugar. Ahora los campeonatos los juegan los mismos. Hay basquetbolistas uruguayos que van a Liga Argentina y acá no pisaban la cancha. No pueden quedar por el camino.
¿Cómo pensás convencer a los clubes para jugar más meses?
Pasa por aspectos económicos. Pero si no hay una línea de continuidad no funciona. Que los clubes en los torneos de ascenso jueguen entre dos y cuatro meses al año no sirve. Tenemos que ir por ese lado. Es una contradicción pensar que se juega muy poco a nivel de la federación y los jugadores pagan en ligas amateur para estar en actividad el resto del año. Quizás haya que ver algo parecido al fútbol, una tercera completamente amateur y dos divisionales con profesionalismo. Hay que ir a temporadas más largas para seguir creciendo en la formación de jugadores. Hay instituciones que juegan sin basquetbolistas formados en sus canteras. Tenemos intenciones de pisar los torneos para 2024, veremos si podemos concretar.
¿Cómo se lleva a cabo desde la estructura?
Se debería generar un gran Metro con clasificatorios. La lógica marca que los que tengan presupuesto para intentar subir a la LUB van a jugar más meses y los de menor presupuesto menos. Y si a estos últimos les toca seguir, se entusiasmarán y conseguirán recursos para permanecer en competencia. Hay clubes aptos para tener procesos largos. Hay que darles posibilidad a los que quieren jugar más.
Muchas veces se dice que no se hace porque hay que cumplir con básquetbol todo el año para la pantalla televisiva. ¿Es así?
No. Hay que dar diez meses de pantalla y los tenemos. No es un impedimento para hacer los torneos paralelos.
En cuanto a poderío económico, ¿Uruguay es a América lo que Larre es a la FUBB?
Es muy diferente. La federación se modernizó y profesionalizó mucho. Se jerarquizó. Ahora empezamos los torneos sabiendo que están pagos. Hubo un gran trabajo de marketing que sponsorizó las competencias. Al vender dos entradas ya tenemos ganancia. Ahí cada club maneja sus presupuestos. A nivel internacional es diferente. Nos quedamos con el tema histórico de que éramos buenos, pero también se daba que los otros no crecían. Colombia, Chile o Ecuador están en avance constante. No quiero conformarme con poco, hay que mirar la realidad y saber dónde estamos parados. Tenemos que tener un espíritu de generar cosas para crecer. Masificar el básquetbol. Eso lo apuntamos con las escuelas de iniciación deportiva que se hacen junto a la Secretaría Nacional del Deporte [SND] en todo el interior. En Larre Borges fuimos a buscar chiquilines a las escuelas porque no teníamos dinero ni para reclutar ni para comprar. A nivel FUBB es distinto, podemos ir a cada rincón del país. El fútbol arranca a captar antes, hay interés de retorno en las inversiones que nunca vamos a poder alcanzar. Al menos tenemos que igualar la edad de inicio. Quizás estamos perdiendo talentos.
“Buscamos la figura de un director deportivo, un nexo entre el comité ejecutivo y el plantel de selección, las formativas, el femenino”.
¿A qué edad le gustaría que los niños arranquen a competir?
Tengo una idea –que quizás es loca– de formar una U8. Tenemos que poner a los niños en la cancha. Sé que todo tiene costos, pero hay que hacerlo. Quiero reactivar el consejo de Mini Básquetbol para que en todo el país se juegue de la misma forma. Me han llegado comentarios que se juega diferente según el lugar.
¿Hay algún plan para llegar a todos los puntos del país?
Se llega con “Vamos equipo”, que es un programa de la SND junto a ANEP [NdR: Es un programa gubernamental que tiene como objetivo “fomentar la cultura deportiva de la comunidad, mediante el desarrollo de la enseñanza de cinco disciplinas, Básquetbol, Handball, Hockey, Rugby y Voleibol como espacio de socialización”]. Tenemos que dar fuerza con algún aporte económico. Generar encuentros en cada punto del país. La intención también está en brindar herramientas para realizar clínicas, congresos y generar un trabajo sostenido.
Esa cancha
¿Por qué cuesta tanto recuperar una verdadera liga nacional?
El comité saliente tuvo intenciones de generar un campeonato de integración experimental con las tres ligas más fuertes del litoral: Soriano, Paysandú y Salto. Estaba financiado pero por problemas internos en las ligas no se realizó. Ese torneo debe generar un campeón y un vice que entren a disputar los playin de la LUB. Dar chances y entusiasmarlos. Hay torneos del interior donde acompaña muchísima gente. Tendremos que conversar para comprometerlos e incluirlos. Hay que escuchar su problemática. Ellos tienen que venir más veces, habrá que apelar a alguna empresa. Tenemos que ir apuntando gradualmente a una liga nacional.
¿Quién va a determinar todos los cambios deportivos?
Buscamos la figura de un director deportivo, un nexo entre el comité ejecutivo y el plantel de selección, las formativas, el femenino. Que sea una globalidad. Presentar un proyecto de cuatro años pero primero determinar qué queremos, a qué vamos a jugar. Y así diferentes tópicos a analizar. Mejorar la competencia doméstica. El dirigente puede equivocarse aunque tenga la mejor intención. Pero mientras más insumos tenga para decidir, el margen de error va a ser menor. Esa figura importante de gestión deportiva no puede faltar.
¿La prioridad está en conseguirla?
Al quedar afuera del Mundial no hay competencia a la vista. Hay tiempo. Es momento de planificar y pensar en los años siguientes. No sólo en selecciones. Hay que generar entre todos la sinergia para tener un proyecto a cuatro años. Buscamos el perfil de una persona de básquetbol; si es entrenador y estuvo en la selección, mejor.
¿Qué tanto hay para ordenar en la FUBB a nivel general?
Desde lo administrativo hay cosas muy profesionalizadas, otras que precisan retoque. Tenemos que generar cosas hacia afuera, mostrar que damos un buen servicio a los clubes e ir ajustando las debilidades que se puedan presentar en el día a día, que las empezás a tener en cuenta cuando las vas viviendo.
¿Qué precisa retoque rápido?
Hay que mejorar los tiempos de los tribunales. Sin perderles garantía jurídica a los clubes, pero es algo a ajustar. No podemos parar un torneo por fallos pendientes. Son pérdidas económicas globales muy grandes. También tenemos que buscar que la guardia policial vuelva a las canchas. Ponernos a disposición y tocar las puertas necesarias para que nos ayuden. Entiendo que pueda ser injusta la quita de puntos, pero hoy si no tenemos eso en el código disciplinario no nos queda nada. Sacar a la Policía del deporte se hizo pensando en fútbol. Pero gran parte de los problemas del básquetbol no pasarían si ellos estuvieran adentro de las canchas. Todos sabemos que los partidos con necesidad de Policía son contados.
Antes de dejar su cargo, Ricardo Vairo presentó la construcción de un centro de entrenamientos de la FUBB.
Es espectacular. Ahora se hizo un acuerdo con Guruyú Waston de dos años con opción a tres, que es lo que pensamos que va a durar la construcción del lugar para que entrenen las selecciones. Luego vamos a tener un lugar propio que es una maravilla.
¿Qué lugar le va a dar a la Liga Femenina?
Tuvo un crecimiento exponencial en los últimos años. Hay que seguir apoyando. Cada día lleva más gente y hay más jugadoras participando. Tenemos que llegar en poco tiempo a que sea obligatorio en todos los clubes tener la rama femenina.
¿Qué contacto va a tener con los gremios de los diferentes estamentos?
Hay reuniones previstas con todos. Estamos viendo temas, paso a paso. Hay mucha cosa para ver y revisar. Cosas que no funcionan del todo bien que hay que entrarle. Soy de escuchar para decidir.