“¿Me puedo sacar una foto contigo?”, le dice una mujer joven al acercársele. De apellido célebre en el deporte pedal, sobre la carrera de su padre Federico ya se ha dicho todo, tanto que hasta una película tiene en su homenaje. Su hermano Mauricio ganó el año pasado la Volta a Portugal. Él ganó Rutas de América en 2020, como lo hizo su viejo en tres oportunidades, pero desde que corre en bicicleta el sueño de Agustín es ponerse la malla amarilla que lo acredita como líder de la prueba más importante de su país.

Este sábado 1º de abril, el día en que se cumplieron 84 años de la primera edición de la carrera por etapas más famosa de Uruguay, Agustín se subió al podio por segundo día consecutivo, en el tercer puesto. Al escalón más alto se subió minutos después, en solitario, cuando en la puerta de la Intendencia de Durazno el presentador de la premiación lo anunció como líder de la clasificación general. Se puso la de oro, abrochó el cierre hasta arriba para que en la foto salga linda y sonrió para las cámaras.

“Es la primera vez que me visto de amarillo en una vuelta del Uruguay”, contó el nuevo líder a la diaria tras finalizar la etapa. “Estoy contento, agradecido con el equipo por el trabajo que se viene haciendo, y agradecido a la vida por darme la oportunidad de vestirme de amarillo en una Vuelta del Uruguay”, agregó.

Su equipo, el Club Ciclista Cerro Largo, ha ganado en forma consecutiva las últimas seis ediciones de Rutas de América, pero, al igual que Moreira, todavía no han conseguido lo que más anhelan. “Ganar la Vuelta Ciclista del Uruguay es el objetivo de hoy, de mañana y de pasado”, dijo el malla oro. “Desde que corro en bicicleta es mi sueño vestirme de amarillo; hoy lo consigo y sólo quiero disfrutar este día”, concluyó antes de irse a recuperar las piernas para estrenar su nueva camiseta al día siguiente.