Este martes en Amaguaña, Quito, Liverpool visitará a las 23.00 de nuestro país a Independiente del Valle, en el segundo partido de ambos por el grupo E de la Copa Libertadores, que se podrá ver en ESPN. Ambos fueron los derrotados en la etapa inicial, porque los de Belvedere perdieron en el Centenario 3-0 ante Corinthians, y Argentinos Juniors les ganó de local a los ecuatorianos 1-0. Tres de estos cuatro clubes seguirán adelante en la competencia internacional de este año: los dos primeros pasarán a los octavos de final de la Libertadores, mientras que el tercero jugará un playoff con el segundo de uno de los grupos de la Sudamericana, con el objetivo de llegar a los octavos de dicha copa.

El laberinto de la competencia

Aunque popularmente no es un tema muy expuesto o discutido, tal vez porque se entiende que no interesa o que los hinchas no lo entenderíamos, hay en el desarrollo de las competencias que contemplan clasificaciones y eliminaciones distintas formas de encarar las contiendas, porque lo primero que se aprende es buscar siempre el mejor resultado posible: ganar. Sin embargo, en las competencias con fases clasificatorias directas o de sobrevivencia en pequeñas agrupaciones de clubes e igual número de competidores hay otra forma de jugar, que es hacerlo para seguir, para clasificar, como es el caso de la Libertadores y la Sudamericana. En esencia, es el mensaje de Jaime Roos en “Los olímpicos”, pero deconstruido en situación estratégica: “Antes éramos campeones, les íbamos a ganar; hoy somos los sinvergüenzas que caen a picotear”.

Ese tipo de estrategias requiere cierto mecanicismo que va en contra del espíritu adquirido y forjado de siempre querer ganar y, aunque parezca mentira, se trasluce mucho más en clubes encandilados por llegar a esta élite de competiciones, en los que toda la estructura se ve sacudida por la conquista y no tienen los callos y las cicatrices de años de construcción y frustraciones en este nivel.

Lo que importa es ir llevando el camino para llegar lo más lejos posible. A veces es altamente improbable que si estás en un partido superando notoriamente a tu rival, que está en una liga muy superior y que tiene un aura de equipo grande del mundo, juegues pensando en usar todas tus fortalezas para cuando te claven sin que lo merecieras, juegues para dejar esa diferencia fea y mínima ahí para seguir en carrera cuando quedan 15 puntos y unos cuantos goles por jugar.

Eso tal vez fue lo que le pasó a Liverpool en su primer partido, cuando recibió en el Centenario a Corinthians y debió haber ganado el primer tiempo, pero en el minuto 45 recibió un gol y al comienzo del segundo otro pepinacho, y al final terminó perdiendo 3-0, lleno de dudas y con muchas frustraciones.

Estadio modelo, que no es el estadio Modelo

Entonces, este martes a las 23.00 de nuestras pantallas, cuando en Amaguaña, Quito, en el nuevo estadio de Independiente del Valle, cuyo nombre comercial es Banco Guayaquil –pero está en Quito– y tiene capacidad para 12.000 personas y una construcción de última generación, Liverpool no debería salir desesperado por los jóvenes números del grupo E.

El partido tiene una serie de contingencias que lo hacen muy dificultoso, empezando por su rival, el novel club de América del Sur de mejores desempeños internacionales acumulados en los últimos diez años, y con un proyecto modelo que les ha permitido no sólo ganar dos veces la Copa Sudamericana y haber sido finalista de la Libertadores, sino que además se ha convertido en el gran semillero del fútbol ecuatoriano con su gestión de academia.

Independiente del Valle, líder del campeonato ecuatoriano, este fin de semana empezó el partido en Loja ante Libertad sin ocho de sus potenciales titulares: Matías Fernández, García Basso, Junior Sornoza, Lautaro Díaz, Cristian Pellerano, Lorenzo Faravelli, Kevin Rodríguez y Marcelo Moreno Martins. Nombres importantes que jugarán frente a los negriazules.

Liverpool, que como antecedente a este viaje jugó con Plaza Colonia y Racing con dos alineaciones que, tal vez, combinadas, podrían dar la idea de una posible oncena principal, tiene a numerosos futbolistas lesionados, por lo que su capacidad de elección se reduce, cosa que se agravará cuando Fabricio Díaz, Luciano Rodríguez y Mateo Antoni pasen, después de este partido, a entrenar con la selección sub 20 que se preparará para el próximo Mundial de la categoría que se jugará en Argentina.

Pero eso vendrá después. Ahora no hay que dormirse.