Club Vida Nueva de San Jacinto
Marcos Cachés tiene 32 años y trabaja como albañil. Finalizó en el puesto 93 de la clasificación general, pero fue “el último ciclista”, ya que el domingo terminó en el puesto 111 sobre 111 que completaron la carrera. Contó a la diaria que ese día un desperfecto mecánico lo obligó a parar y reparar la bicicleta antes de poder completar la etapa, por eso perdió mucho tiempo.
Al inicio de este año Cachés estaba federado por Ciudad del Plata, club que ganó la Vuelta Ciclista el año pasado pero no la corrió este año. “Todos los ciclistas que estábamos ahí, que no llegamos a correr, tuvimos que ir a préstamo a algún club”, explicó. Él fue a Vida Nueva de San Jacinto, que nunca había disputado la Vuelta. “Les faltaba uno y me avisaron a ver si quería correr con ellos”, contó sobre la invitación a integrar el grupo. Tanto él como Gerardo Priore fueron las voces de la experiencia, porque ya tenían alrededor de diez ediciones cada uno. Entre los demás, cuenta Marcos, algunos corrían en bicicleta de montaña, pero pasaron a la ruta y “se largaron para la Vuelta”.
Su balance fue positivo: “Para ser la primera vez, demasiada organización. Buena locomoción, dos camionetas, un ómnibus. Tienen apoyo. Después de las Rutas, en las que se hizo un buen papel, la gente apoyó más, de Tala también apoyaron, así como el municipio local y comercios locales”, enumeró. Algo que destacó de la estructura es que para ciclistas como él, que trabajan y van a correr Rutas y Vuelta, fue bien organizado, ya que “los ciclistas no gastamos un peso, cuando siempre estamos gastando algún dinero para una cosa u otra”.
Apoyo popular no faltó, y fue una de las banderas más vistas en la última etapa. “El último día, al pasar por San Jacinto, estaba lleno de gente. Sale todo el pueblo. Hicimos una caravana al volver al club el domingo y había bastante gente”, resaltó el último ciclista.
“Como club debutante, quedaron locos de la vida. Ya en Rutas lo estaban y luego de la Vuelta también. Al ser gente nueva, que no tiene muchos años en el ciclismo, estaban como locos”, afirmó Cachés.
ICSD Ateneo de Piriápolis
Matías Noble es uno de los impulsores del área de ciclismo de Ateneo. El club se federó y tiene como dirigentes a los propios ciclistas, que venían de correr en la categoría máster y se pusieron el objetivo de completar su primera Rutas de América este año. Finalizada la competencia, el entusiasmo local en Piriápolis y el apoyo de la Intendencia de Maldonado le permitieron al club presentarse a correr su primera Vuelta Ciclista del Uruguay. “Muy dura prueba, mucho más dura que las Rutas de América, pero la venimos llevando bien”, decía Noble el sábado, cuando la llegada fue en la capital del departamento del que es oriundo el club. “Terminamos dos de los cinco que largamos”, resaltó el corredor, que finalizó en el puesto 91 entre 111 de la clasificación general.
“Los kilómetros, las rutas, los equipos extranjeros, que no se haya definido hasta último momento la general” fueron algunas de las condicionantes que hicieron que esta competencia fuera más difícil que la disputada en febrero. Según Noble, la paridad “la hace dura porque hay ataques todos los días”, a diferencia de Rutas de América, cuando Cerro Largo controló la prueba desde temprano “y después se rodó”, como llaman los ciclistas al modo no tan intenso de tránsito del pelotón. Según Noble, hubo que resistir, pero al final tanto él como su compañero Richard Cabrera lograron llegar a Montevideo.
“Súper positivo el balance, un año inolvidable. Rutas y Vuelta, soñado. Impensado. La Vuelta es una yapa. Que la podamos terminar nos deja de lo más agradecidos con todos los que apoyaron”, resaltó Noble. Algunas de las dificultades que afrontaron esta temporada fueron las logísticas para poder mover al equipo por todo el país. “Héctor Figueredo, que es el técnico, ya tenía muchas ediciones como corredor y nos dio una mano tremenda”, reconoció. “Se nos hizo un poco más difícil en Rutas porque era todo nuevo. Ahora la logística ya estaba más aceitada y fue más leve”, agregó.
Los de Ateneo ya están convencidos de que repetirán las dos grandes el año próximo. El trabajo ya hecho este año les permite que todo sea más fácil, con otro conocimiento y experiencia. “Haber terminado las dos pruebas hace que la intendencia y las empresas nos apoyen y se nos hace un poco más fácil”, remarcó quien integra el único equipo de Maldonado que compitió.
Además, el trabajo no ha sido sólo deportivo, sino también social. “Abrimos una escuelita de ciclismo el año pasado que todavía no está muy difundida, y este año la vamos a continuar desde mayo”, contó Noble. “Tenemos unos 30 niños que andan entre los seis y los 15 años. Es totalmente gratuita, para cualquier niño que tenga o no tenga bici, porque tenemos bicis y cascos que nos han donado”, agregó. El objetivo es fomentar el ciclismo en los niños haciendo foco en que se diviertan. “Si hoy o mañana sale un ciclista, genial. Si no, con que aprendan a andar en bicicleta y después cruzarlos por la rambla andando es muy satisfactorio para nosotros”, explicó.
Paysandú LIL
El equipo sanducero creado con el impulso de la intendencia local y tres empresas que aportaron a financiarlo tuvo objetivos más ambiciosos. Con ciclistas que aspiran a buenos resultados, incluso algunos convocados a la selección nacional, y con la dirección deportiva de Milton Wynants, Paysandú se propuso ocupar un lugar en el ciclismo de élite del país.
“Me siento muy conforme con la actuación”, decía Wynants el viernes previo al final de la Vuelta. “Faltan dos días y tuvimos mala suerte por una caída de [Juan Martín] Echeverría en Tacuarembó, eso también influyó en lo anímico”, consideró. Pero insistió en que, pese a todo, “se ha hecho una linda Vuelta”.
Con respecto al paso de la caravana por la Heroica, que recibió una llegada de etapa y albergó la contrarreloj, Wynants agradeció el apoyo: “La gente se arrimó a la ruta y dio su aliento al 100% al equipo. Respondieron, apoyaron en todo sentido. En la contrarreloj también, sabiendo que ahí es donde quizás falta mejorar”.
Wynants valoró el apoyo de la intendencia, que también estuvo, y el esfuerzo de los ciclistas, que aquella tarde en la crono hicieron todo lo posible para rendir acorde al desafío. “Son ciclistas jóvenes, así que hay para seguir adelante”, explicó. Según contó, la idea es que siga habiendo equipo para la próxima temporada. “Están con ganas. Es simplemente volver a organizarse para el próximo año”, dijo.
Por su parte, Juan Martín Echeverría, quien defenderá a la celeste en el próximo Panamericano de ruta, valoró la posibilidad de correr con el equipo de su departamento. “Tremendo el trabajo logístico que ha hecho el equipo para ser la primera Rutas y la primera Vuelta. No es nada fácil organizar todo el alojamiento y la recuperación en las diferentes ciudades”, reconoció. Contó que todo fue hecho con la ayuda de los padres de Facundo Ortiz y Lucas Piano, “que siempre han estado en el ciclismo y ya conocen la movida”.
Sobre su rendimiento deportivo, se lamentó por la caída en la llegada a Tacuarembó. “Perdí tiempo en la general, eso me retrasó un poco y afectó la motivación”, dijo Echeverría, quien hasta entonces estaba peleando entre los diez primeros. Finalizó 19º.