Bajo lluvia, con un campo anegado de agua que no daba condiciones para un desarrollo de un partido normal, Cerro Largo y Boston River empataron en el Ubilla de Melo 2-2. Boston River empezó ganando y fue estirando la diferencia hasta el octavo minuto de recuperación. El primer tiempo terminó 2-0 con anotaciones de Carlos Valdez y Cristian Olivera, pero casi una hora después, y cuando parecía que era imposible, lo empató Cerro Largo a través de goles de Hugo Silveira y Nahuel Furtado.

El futbol como espectáculo profesional a nivel de élite nunca para, y si está fijado un partido se tiene que jugar, porque ya está vendido y ese espacio de dos horas está comercializado en pantalla, y tal vez haya futbolistas que hayan viajado, lugares de hospedaje pagos y muchísimas cuestiones más. Bien, si allá mirando al norte lo pueden hacer, perfecto; pero acá no lo podemos reproducir porque el modelo de negocios será el mismo, pero nuestra realidad es otra. Entonces, tras diez horas de lluvia seguidas, con un terreno de juego que fue hecho a nuevo y que tiene serios problemas de desagüe, y con tres puntos en juego decisivos, como en cada partido, los protagonistas terminarán jugando a otra cosa que no es el fútbol, para lo que han practicado toda la semana, preparándose para tener dominio técnico y ensamble colectivo.

Y fue otra cosa distinta a un partido. Seguramente, no se debió haber jugado, pero se jugó, la cancha quedó muy mal y las dos horas de televisión no fueron modificadas.

Así imposible. Como estaba el campo y con las malas condiciones climáticas, no fue de extrañar que el gol que abrió el partido llegara a través de pelota quieta y de pelota aérea. Fue apenas pasados los 20 minutos cuando, en un córner a favor de los visitantes, la pelota cayó justa para el movimiento del cuarentón Carlos Hormiga Valdez, que con un preciso cabezazo venció a Ramiro Bentancur.

El partido siguió siendo algo absolutamente distinto a una contienda de fútbol profesional, y a los 36 minutos llegó el segundo gol de Boston River, que fue también consecuencia de la lluvia y de la cancha, que ya estaba cada vez peor. Fue una pelota jugada hacia atrás por parte de los arachanes, y en el medio del pase, cuando iba hacia Ramiro Bentancur, se quedó planchada en el barro y ahí apareció Cristian Quique Olivera, que con su condición figuradamente anfibia pudo flotar y darle velocidad a su carrera al atravesar la línea del arquero de Cerro Largo, y ya en el área patear sobre el arco descubierto y anotar el 2-0 con el que terminó el primer tiempo.

En la segunda parte, con tanta lluvia, hubo jugadas extraordinarias, por la condición climática, y también hubo de las ordinarias, por estos días de VAR, con goles que no subieron al marcador, penales que el videoarbitraje no avaló y el ataque permanente de Cerro Largo, que jugó todo el complemento con tres delanteros de área. Parecía que se les iba inexorablemente a los locales, pero un par de goles casi milagrosos, ya en tiempo de recuperación, le permitió a Cerro Largo un empate que no aparecía por ningún lado.

Hugo Silveira, peleándola en el área, anotó el descuento cuando ya iban 93’ de diez minutos de descuento que había agregado el árbitro y a los 98’ Nahuel Furtado, con impactante remate de afuera del área, puso el soñado empate para los locales.

No se debió haber jugado, pero se jugó y fue un espectáculo raro, con un desarrollo también raro que terminó en tablas.