No se había armado el partido, y Luis Suárez hizo una de las suyas. Tras un corte en mitad de cancha, la pelota derivó en el uruguayo, prácticamente en tres cuartas canchas. Suárez tiene una capacidad demostrada en infinitas ocasiones: saca provecho de jugadas sucias, entreveradas. Y esa fue una de esas: se acomodó a los pechazos, estando no muy perfilado encontró quedar de frente al arco cuerpeando con su defensor, y ahí sacó el latigazo que se coló en el ángulo del arquero Keiller. 1-0 y explotó el Arena do Grêmio.

La victoria de Grêmio empezó ahí, en ese minuto, y terminó siendo de 3-1. Suárez no hizo más goles, pero dio la asistencia para que Bitello pusiera el tercero a los 20 minutos del segundo tiempo. Antes, en la media hora inicial, Mathías Villasanti había marcado el segundo. Inter recién pudo descontar cuando terminaba el encuentro, a los 87, por intermedio de Johnny Cardoso.

Suárez fue sustituido a cinco minutos del cierre y el estadio ovacionó al uruguayo. Quien también fue titular fue Felipe Carballo, que jugó de doble 5 y completó los 90 minutos.

El triunfo le viene bien a Grêmio. Primero por lo obvio: hay que ganar los clásicos. Pero además el tricolor gaúcho escaló algunas posiciones en la tabla del Brasileirão, quedando en el décimo lugar con 11 unidades, siete menos que el puntero, Botafogo. Grêmio acumula tres victorias, dos empates y dos partidos perdidos.

Por el contrario, Inter quedó relegado en la tabla, con 7 unidades.