Cerro y Peñarol empataron en su primer partido del Clausura 1-1, en un juego que se desarrolló en el estadio Centenario, donde los albicelestes hicieron buen negocio por la venta de entradas, muchísimas más que las que hubiesen colocado en el Tróccoli, y por el propio resultado, porque el empate ante un equipo de alta capacidad en su colectivo e individualidades le sirve para mantener el promedio en el descenso y además pensar en la carrera por buscar un huequito en el G8 que lleva a las copas.
Los carboneros, que arrancaron el Clausura con cuatro puntos de ventaja en la Tabla Anual, que incorporaron un montón de jugadores de relieve y que hicieron debutar a Guillermo de Amores, Maximiliano Olivera y el argentino Ángel González, no pudieron plasmar en el buen campo del Centenario el juego que las expectativas previas proyectaban para este plantel, pero tampoco pudieron ganar con otro tipo intentos, que los tuvo de acuerdo a su histórica estirpe, pero que no siempre resuelven partidos.
El primer gol del partido fue a los 12 minutos del primer tiempo y lo anotó Dylan Nandín, que puso a Cerro en ventaja, y en la segunda parte, cuando iban 5 minutos, lo empató Abel Hernández.
Ventolera FC
A Peñarol le iba costando más de diez minutos empezar a tomar el control del partido. Es natural pensar que, con un campeonato nuevo, equipo nuevo y técnico casi nuevo, en la primera exposición, llena de expectativas, el colectivo y sus individualidades carreteen un poco antes de tomar vuelo. Esa variable pesó, pero había otra además de la per se del antagonista, que representa 100 minutos de variables en un conjunto de 11 individualidades cuya sistematización depende del trabajo y del engarce técnico-táctico, pero también del día, de la instancia y del espejo del rival, que presenta las mismas características.
Si a eso sumamos una variable especialísima como la velocidad del viento, fuerte, muy fuerte, un poco cruzado pero bastante inclinado a la orientación Colombes-Ámsterdam, que era hacia donde atacaba Cerro, se puede entender mejor, porque a la nueva oncena de Darío Rodríguez, seguida por miles de los hinchas que felizmente volvieron a poblar el cemento del Centenario, le costó tratar de encausar una forma de juego.
Lo estaba intentando, pero a los 12 minutos Nahuel Acosta –ese futbolista que nunca pasa desapercibido a pesar de que no ha logrado asociarse a una titularidad fija en los equipos por los que ha pasado– cortó en la mitad de su campo y empezó una galopada larga y habilidosa de 50 metros hasta que ya en el área rival enganchó para su zurda y sacó un remate que, rebotado, quedó para la entrada y definición de Dylan Nandín, que la acomodó contra el caño izquierdo de Guillermo de Amores para poner el 1-0. Así agregó una nueva variable al partido que, luego se vería, sería un aditivo importante para que los albicelestes controlaran casi sin inconvenientes la primera parte y al potente colectivo mirasol. Salvo una asistencia sin tocarla de Sebastián Rodríguez para un zurdazo de Abel Hernández que sacó Darío Denis, una barrida defensiva de Nicolás Gómez y posterior excepcional cierre de Mathías Abero o un golazo que, por centímetros inválido por posición adelantada de Arezo, no pudo llegar al arco de Darío Denis.
Un par de cambios y un pase
Después del vestuario los equipos entraron con variantes y, sin pedir el transfer, el viento pasó de jugar con Cerro a avanzar con los aurinegros.
En el segundo tiempo Darío realizó un cambio colocando al zurdo Valentín Rodríguez por Rodrigo Saravia, pero Peñarol tuvo otra variante además de la de Valentín volcado a la izquierda, y fue el viento que jugaba por derecha, por izquierda y por el centro a su favor, y fue a así que a los 5 minutos, en un centro de derecha a izquierda con la muy buena pegada de Sebastián Rodríguez, el viento se la alargó a Abel Hernández, quedó a medio camino Denis, tal vez también por el sol en contra pero fundamentalmente porque la pelota fue más rápido que lo que él calculó, y la Joya, determinante en todos los últimos partidos de Peñarol, le puso la cabecita y, ¡tic!, 1-1.
Empujó y empujó Peñarol, y también el viento, pero Cerro lo sostuvo bien y por momentos estuvo presto a sacar algunos contragolpes, con la administración exacta de la pelota de Matías Cabrera, que entró en la segunda parte.
Al final fue eso, muchas ganas y ataques de Peñarol, muchas ganas y esfuerzos para neutralizar de Cerro.
Habrá que ver qué pasa de aquí en adelante, pero fue un buen punto para Cerro y tal vez no tanto para Peñarol, que sigue y seguirá liderando la Anual, pero que puede perder ventaja si hay un ganador en Liverpool-Nacional.