Rampla y Cerro terminaron 1-1 con dos goles de cabeza, uno en cada tiempo. Si bien no sumaron los puntos que aspiraban para escapar de la zona del descenso ni consiguieron doblegar al rival de todas las horas, no quedaron disconformes con un resultado de empate en un partido que siempre tiene el tono festivo barrial, los dientes apretados y la pierna fuerte.
Lo empezó ganando Cerro con un insólito gol que provino de un saque lateral cuando recién amanecía el partido y los parroquianos se acomodaban entre tortafritas y tangerinas. El empate, ya avanzado el segundo tiempo, también fue de cabeza, y sumó trabajo a la diaria Verifica, que tendrá un nuevo caso para estudiar acerca de si la afirmación de que dos cabezazos en el área es gol. En este caso, el engañoso resultado final estará contrariado por los cabezazos de Plada y Rinaldi, que terminaron en el festejo de la gente que poblaba el pintoresco e inigualable estadio ramplense.
Lo clásico
Dentro del fútbol AUF, en las últimas décadas han surgido enfrentamientos en que la afición y la crítica especializada han planteado incertidumbres y certezas acerca de si pueden ser considerados clásicos: River Plate-Wanderers, Defensor-Danubio, Racing-Fénix, pero el pueblo futbolero oriental nunca ha dudado de la singularidad que hace que sea un clásico el partido entre Rampla Juniors y Cerro, que durante décadas y décadas se repartieron la afición de la Villa del Cerro, desde la Villa Cosmopolis hasta la pizza del bar Ram-Cer.
Sea en la cancha que sea, siempre tendrá que haber gente contra el alambrado, gritos, pierna fuerte, pozos, barro y emoción, que en este caso ya alcanza con la disputa de la pelota.
El primer gol del partido llegó de una forma bastante poco usual en el fútbol, porque fue a los ocho minutos y después de un lateral ofensivo. La pelota fue sacada de banda con las manos por Emiliano Álvarez, de manera tal que llegó casi al área chica de Rampla, donde apareció para ejecutar un gran cabezazo Maximiliano Rodríguez, que terminó venciendo al arquero tacuaremboense Miguel Samurio.
Es bien extraño que te hagan un gol directamente de un saque lateral. Esa extrañeza se multiplicó en frustración y sensación de desconcentración cuando directo del saque de manos pudo cabecear y bien el delantero de Cerro.
Después, con el 1-0, la visita impuso su presencia y Rampla, por más que buscó, no pudo empatar, por más que el Mama Diego Arismendi, que fue el capitán picapiedra, anotó de cabeza en un gol que no subió al marcador por unos centímetros de posición adelantada.
En el segundo tiempo, ya con el juvenil puntero sub 20 Enrique Almeida en cancha, los locales buscaron y buscaron la paridad, que recién llegó pasada la media hora y también, como en el gol de su clásico rival, por arriba.
El empate de Rampla llegó con un cabezazo, pero en este caso después de una sucesión de jugadas de pelota quieta que terminaron en un tiro de esquina, que volvió a generar la posesión cerca del córner de los locales.
Allí llegó el centro nuevamente para que después del primer cabezazo de Juan Pablo Plada, cerca del segundo palo, el argentino Lautaro Rinaldi cabeceara en el pequeño espacio que quedaba entre Maxi Cubero y el caño, y la pelota, después de dar en el arquero de Cerro, terminó besando las redes.
La lucha por la permanencia seguirá porque Rampla promedia 1,172 puntos en la tabla del descenso y Cerro está con 1,136, apenas por encima de los promedios de Miramar, Fénix y Deportivo Maldonado, que son los que, si el campeonato terminara hoy, perderían la categoría.