Chile cayó derrotado con Brasil este jueves en el Estadio Nacional de Santiago por la novena fecha de las Eliminatorias. Los trasandinos, dirigidos por el argentino Ricardo Tigre Gareca, llevan seis partidos sin ganar y cuatro derrotas al hilo.

La última había sido en la fecha anterior ante Bolivia de local, con una Bolivia que volvió a ganar este jueves frente a Colombia. Brasil tampoco llegaba con laureles al partido, ya que de los últimos seis partidos de la canarinha sólo ganaron uno, y traían una derrota desde Asunción ante la selección paraguaya de Gustavo Alfaro.

Brasil está sexto en la clasificación, que domina Argentina a pesar de perder con Colombia en la fecha anterior y empatar con Venezuela este jueves. Chile llegó penúltimo con apenas cinco puntos y Ricardo Gareca en la cuerda floja de la presión.

No habían pasado tres minutos, con Brasil intentando dominar las acciones del juego e imponerse ante un Chile golpeado, y la roja se puso en ventaja con un festejado gol de Eduardo Vargas, una de las figuras que aún sostiene el Tigre Gareca entre los suyos. Vale decir que obvió la participación de Arturo Vidal lo que causó revuelo y una serie de entredichos mediáticos, que no le hacen a la cuestión específica del juego y los puntos.

Tras un centro de Felipe Loyola, Vargas conectó en el segundo palo y la pelota en caída se metió por el palo contrario del arquero brasileño Ederson. Minutos después pudo ampliar con gran remate de Darío Osorio.

El Estadio Nacional de Santiago de Chile es un monumento a la memoria. Allí estuvo detenido por la dictadura de Augusto Pinochet, el cantante Víctor Jara, allí murió, allí lo mataron, allí vivirá para siempre. En el Estadio Nacional de Santiago de Chile hay un sector que no se usa más que por las almas. Y aunque explote el estadio, como en este Chile versus Brasil, esas gradas sólo las utilizan las almas que allí estuvieron y murieron, en los tiempos más oscuros de la hermana Chile.

Sobre el final del primer tiempo, el árbitro argentino Darío Herrera desestimó un penal para los locales, y en la jugada de respuesta, Brasil empató el partido. Savinho desbordó por derecha con alta calidad, y colocó un centro medido para Igor Jesús, que cabeceó en las alturas trasandinas para marcar el empate justo antes que el árbitro pite el final del primer acto.

El segundo tiempo tuvo mucho de calidad y de garra. El equipo brasileño sacó a relucir los destellos con los que esos gurises nacen. El equipo de Gareca, con vergüenza deportiva, y esa estela de las hazañas pasadas, no amainó la intención de quedarse con el partido, ni un minuto de los noventa y pico en juego. Bruno Guimarães y Gerson por Paquetá y André fueron las piezas del ajedrez de Dorival, también probó claro, con Endrick. Gareca hizo lo suyo en el banco trasandino donde había miles y miles de chilenos y chilenas queriendo entrar.

Es cierto que Brasil quizás dominó las acciones del segundo tiempo, aunque los trasandinos nos aflojaron con el horizonte en el arco de Ederson.

Pisando los noventa minutos de juego, Luiz Henrique, que había ingresado en el complemento, enganchó hacia el medio desde el lateral y sorprendentemente le dejaron el camino libre para que remate al palo más lejano de Brayan Cortéz. El gol le dio la victoria a Brasil que quedó mejor posicionado en la clasificación, frente a Chile y a Gareca que cada vez están más comprometidos en la misma.