Los partidos de torneos internacionales en Brasil, lamentablemente, son sinónimo de incidentes y es difícil salir ileso. Durante el miércoles, en Río de Janeiro se repitieron los problemas en la previa al partido semifinal de Copa Libertadores entre Botafogo y Peñarol.

Los primeros sucesos ocurrieron en la madrugada, cuando un grupo de hinchas de Botafogo acudió cerca del hotel de Peñarol a detonar fuegos de artificio, un clásico de la Libertadores, donde se busca que el plantel visitante no pueda descansar con tranquilidad. Como no hubo accionar de la Policía ni la seguridad, parciales aurinegros salieron a enfrentar a quienes estaban generando desmanes. Ese primer enfrentamiento pasó a mayores.

La peor parte se dio en Praça do Pontal, en Recreio, el punto de encuentro establecido por Peñarol. Desde ahí saldrían 35 ómnibus juntos para el estadio olímpico Nilton Santos. Sobre el mediodía, en ese lugar estaban ubicados los hinchas que llegaron directamente para el partido y no tenían alojamiento.

Hubo acusaciones cruzadas sobre las causas de los enfrentamientos. Por un lado, la parcialidad carbonera dijo que fueron hinchas del Flamengo quienes empezaron con las agresiones, entre golpes y lanzamiento de objetos. Sin embargo, la Policía Militar de Río de Janeiro informó: “Esta tarde hinchas de Peñarol iniciaron un disturbio con un grupo de personas, además de cometer una serie de actos vandálicos, saqueos y vandalismo a establecimientos comerciales y vehículos. Ante la gravedad, se llamó a agentes policiales para contener el disturbio”. La prensa brasileña, por su parte, aseguró que los incidentes entre los carboneros y la policía local se dieron luego de que las fuerzas del orden detuvieran a un hincha de Peñarol que quiso robar un celular en una panadería.

La Policía brasileña reprimió con balas de goma y gas pimienta. Además hubo enfrentamientos con barras que tenían camisetas de Fluminense y Botafogo. Uno de los vehículos que iba a trasladar parciales carboneros al estadio fue saqueado e incendiado.

Guillermo Varela fue demorado por la Policía; además, hubo 130 hinchas de Peñarol detenidos

En suma, tras los incidentes de la tarde, fueron 130 hinchas de Peñarol detenidos y 70 más que fueron escoltados hasta afuera de Río de Janeiro, donde los dejaron con la prohibición de asistir al partido producto de los incidentes que se dieron en el punto de encuentro. “Río no es un lugar para problemas. Ordené a la policía arrestar, llevar a la comisaría y escoltar fuera de Río de Janeiro a los hinchas de Peñarol que están causando gran confusión en la Zona Oeste. Ya estamos llevando a más de 200 detenidos a la Ciudad Policial”, dijo en sus redes sociales Claudio Castro, gobernador de Río.

Una situación particular se dio con Guillermo Varela, jugador formado en Peñarol, actual futbolista de Flamengo y la selección uruguaya. Según dijo, el lateral derecho fue hasta el lugar por pedido de ayuda de dos amigos y fue demorado por la Policía.

Varela aclaró en sus redes sociales lo sucedido: “Según consta en las redes sociales, estaba en Praia do Recreio para rescatar a dos amigos que estaban asustados por la confusión. No participé en ningún acto de violencia. Perdimos contacto tan pronto como llegué al lugar. Esperé 15 minutos y se me acercaron policías militares que estaban haciendo su trabajo. Una vez resuelto todo, me dirigí a almorzar con mis compañeros y cuerpo técnico. Ya hablé con el vicepresidente de fútbol, Marcos Braz. ¡Pido disculpas por el malentendido y reafirmo mi compromiso de llevar al Flamengo a títulos!”.

El mengão, por su parte, también emitió un comunicado aclarando el accionar de Varela: “Flamengo aclara la presencia del deportista Varela en videos que circulan en las redes sociales. El lateral recibió una llamada de dos amigos y fue a sacarlos del caos de la Praia do Recreio. El jugador se dirige a un encuentro con el elenco y cuerpo técnico”.

Llegada tarde

Llegada la tarde noche, lejos de normalizarse la situación, el ómnibus que llevaba al plantel aurinegro a la cancha demoró dos horas en llegar: el autobús se metió entre la marea de gente del Botafogo que iba a la cancha y sólo podía avanzar a paso de peatón porque no tenía ningún vehículo de la organización que le abriera el paso. Por eso el partido aplazó su comienzo para las 21.45, 15 minutos más tarde de lo previsto.

Varios dirigentes aurinegros expresaron su indignación. Evaristo González acusó de “ineficiente” a la policía por no poder abrir el camino y por permitir que apedrearan los ómnibus de los uruguayos. Jorge Barrera, expresidente de Peñarol, también declaró en esa tónica y ambos coincidieron en que el operativo fue una “vergüenza” y un “escándalo”.