Fue un fin de semana complicadísimo para todos los equipos del Gran Premio de Brasil, y quien mejor manejó el desafío de la lluvia intermitente fue el campeón Max Verstappen, que “dio vuelta” una carrera que podía haber puesto en riesgo su cuarto título y de la que, sin embargo, salió con mayor aire respecto a su perseguidor, el británico Lando Norris.

El sábado, en condiciones de lluvia esporádica, durante la carrera sprint Norris se hizo con el triunfo (su compañero Oscar Piastri le cedió la primera posición), mientras que Verstappen era multado y relegado a la cuarta posición. Con todo, dio para ver que su Red Bull estaba para pelear la punta, contra todas las predicciones.

La lluvia obligó a posponer la clasificación para el domingo, y, en previsión de más tormenta, se adelantó todo unas cuantas horas: se clasificó a las 7.30 y se largó la carrera a las 12.30. El agua, de todos modos, fue el factor clave para el triunfo de Verstappen, que protagonizó una remontada histórica: largó en la posición 17 (por acumulación de penalizaciones y por algún error de su equipo) y en base a pilotaje, experiencia en piso húmedo y un poco de suerte, aprovechó cada oportunidad para superar a sus rivales, así como cada detención de una carrera marcada por los abandonos, los despistes, las banderas rojas y los autos de seguridad.

Si Verstappen demostró que merece mantener el título, Norris dejó claro que no está a la altura. Largaba primero, pero perdió la posición en la primera curva y fue yéndose hacia atrás por una serie de errores de pilotaje y malas decisiones de su equipo. Ostenta el récord de ser el único piloto de la parrilla que no ha ganado posiciones en la primera vuelta durante todo el año, entre otras cosas que apuntan a una inmadurez que no es producto de la edad, sino a un tope en su capacidad de aprendizaje.

Verstappen había llegado en modo reducción de daños a Brasil, pero se va con una ventaja ampliada: 393 puntos contra 331 de Norris. No sólo es casi imposible, sino que además sería muy injusto que el piloto de McLaren, subido únicamente al mejor rendimiento de su coche en la segunda mitad del año, le arrebatara el título al neerlandés.

El 21 de noviembre el torneo regresa a Estados Unidos, a la pista de Las Vegas, donde Ferrari espera un protagonismo del que careció en Brasil.