Cuatro campeonatos de Fórmula 1: en la madrugada del domingo, el neerlandés Max Verstappen igualó en títulos a leyendas como Sebastian Vettel y Alain Prost. Ahora sólo es superado por Juan Manuel Fangio, que consiguió cinco campeonatos, y por Michael Schumacher y Lewis Hamilton, que tienen siete cada uno.
Verstappen coronó así una de sus campañas más difíciles. Tal vez su título de 2021 haya sido más emocionante, dado que lo consiguió en la última carrera y contra Hamilton, que dominaba la categoría desde hacía un lustro, pero este de ahora no fue menos trabajoso. Su Red Bull había comenzado la temporada como el auto más veloz, pero pronto cambios reglamentarios y un mayor desarrollo de equipos rivales hicieron que McLaren y Ferrari se le acercaran, y desde la mitad del campeonato Verstappen se tuvo que dedicar, con habilidad y astucia, a administrar sus pérdidas.
Es cierto, también, que quien se convirtió en su retador, el británico Lando Norris, no estuvo a la altura: cometió muchos errores y no logró convertirse en líder de su propio equipo, McLaren, que tiene en el más joven Óscar Piastri a un piloto mucho más prometedor.
En la carrera de Las Vegas, a Verstappen le alcanzaba con no quedar muy atrás de Norris para conseguir el título de manera anticipada. Parece sencillo dicho así, pero en la pista había dificultades extra. Para empezar, Red Bull nunca hizo coches para ganar en circuitos de grandes rectas, y el de Las Vegas es exactamente eso: un trazado que circula por larguísimas avenidas. Además, por restricciones presupuestales incluidas en el reglamento, Red Bull optó por no desarrollar componentes dedicados a este tipo de circuitos; el piloto se quejó específicamente de la falta de un alerón trasero de baja resistencia que le hacía perder velocidad máxima respecto de otros coches.
Sin embargo, en la carrera Verstappen volvió a sobreponerse a las adversidades. George Russell, con Mercedes, logró transformar su pole position el liderazgo de la carrera, mientras detrás de él los ferraristas Charles Leclerc y Carlos Sainz se disputaban posiciones y destruían sus neumáticos, al tiempo que el francés Pierre Gasly, que había clasificado tercero, se iba para atrás y finalmente abandonó, tras una aparatosa rotura de su motor Renault; es un momento triste para una marca que consiguió tanta gloria en la Fórmula 1, ya que el equipo Alpine –marca deportiva de Renault– anunció que en 2025 correrá con motores de su rival Mercedes Benz.
Mercedes Benz, en cambio, terminó el año con algo de gloria: Russell llegó primero con luz y Hamilton, que había largado décimo, remontó hasta el segundo puesto. En Ferrari, que lo recibirá el año que viene, están emocionados por la buena forma del heptacampeón.
Tranquilo, detrás de los Mercedes y las Ferrari, arribó Verstappen, mientras que Norris, que precisaba llegar dos puestos delante del neerlandés, llegó sexto. Así, a falta de dos carreras (en Qatar y Abu Dabi), Verstappen y su equipo festejaron fuerte.
Muy distinta es la situación de su compañero de equipo Sergio Pérez, que llegó décimo y protagonizó un hermoso sobrepaso doble. No obstante, la pequeña hazaña no alcanza para compensar sus bajísimos resultados a lo largo del año, y la junta de accionistas de Red Bull decidirá si activa la cláusula que rescinde su contrato. Las penurias del mexicano no hacen sino realzar el logro de Verstappen, quien con el mismo coche capturó este cuarto título consecutivo. Tras alzar la copa, y visiblemente aliviado, el propio cuatricampeón confesó que estuvo a punto de abandonar el equipo Red Bull hace un par de meses, cuando parecía que los rivales lo estaban por arrollar. Sin embargo, resistió y consiguió liderar una reacción del equipo que le alcanzó para renovar el título y seguir haciendo historia.