Un año alcanzó. Montevideo City Torque volvió a primera rápido pese al camino tortuoso de absoluto sufrimiento que vivió en el tramo final de la B. Saboreó el ascenso toda la temporada, pero en los últimos meses estuvo a punto de quedarse sin nada. Uruguay Montevideo, por su parte, perdió dos chances increíbles de ascender directo, en la temporada regular y en el desempate, y esperará que la tercera sea la vencida en playoffs donde enfrentará a Cerrito desde el próximo sábado.

La copa en la vitrina y la leyenda “volvimos” estampada en las casacas de los festejos. La inversión de la institución que pertenece al Grupo City obliga a estar en primera. Un club que emula ser europeo enclavado en un fútbol que, muchas veces, da muestras de no alcanzar el profesionalismo. No todo es lógico ni lineal, la infraestructura y las comodidades ayudan, pero no garantizan resultados deportivos.

Para el espectador, la tarde de fútbol fue hermosa, pese a la lluvia, que complicó gran parte de la jornada del martes. En las tribunas el panorama era dispar y hasta gracioso; se mezclaba gente sin remera con otros de campera y paraguas; la clara diferencia entre los que llegaron sobre la hora y los que fueron un poquito más temprano.

Estudio y nerviosismo

Por más que había un ascenso en juego, el presente inmediato que arrastraban las escuadras no era bueno. A los 90 minutos sin goles del partido de ida se sumaban las derrotas consecutivas en las últimas dos fechas de la fase regular.

En los encuentros a todo o nada se cuida demasiado. El primer tiempo en el Parque Capurro fue de mucho estudio, nadie quiso arriesgar más de la cuenta y las chances de gol fueron escasas, pese a que los dos equipos, en la teoría, buscaron generar ocasiones de peligro, pero no lo lograron llevar a la práctica.

Franco Pizzichillo, de Montevideo City Torque, tras convertir el 2-1 en el Parque Capurro.

Franco Pizzichillo, de Montevideo City Torque, tras convertir el 2-1 en el Parque Capurro.

Foto: Gianni Schiaffarino

Montevideo City Torque comenzó buscando por la izquierda del ataque y Lucas Villalba le ganó la espalda a Andrés Ravecca. La más clara fue un centro que Esteban Obregón conectó pero no pudo darle dirección al cabezazo. El equipo de Pablo Gaglianone manejó el balón de forma horizontal, tuvo más tenencia, pero las conexiones carecieron de profundidad. Sólo una por derecha le llegó a Franco Pizzichillo en el área, pero el buscapié fue desviado al tiro de esquina.

Uruguay Montevideo, en tanto, fue más directo. Impulsó el balón al campo rival y apuntó a quedarse con la segunda pelota. De la batalla de Sebastián Camacho y los piques de Facundo Morales salió lo mejor de los de Pueblo Victoria, que prácticamente no inquietaron el arco de Francisco Tinaglini.

La pinta es lo de menos

Dos goles que valen lo mismo, aunque uno estéticamente haya sido una hermosura y el otro más parecido a un scrum de rugby. Cuando el trámite seguía chato como la marea de la playa Ramírez, Catarozzi tomó el balón en la puerta del área tras un despeje e hizo lo que marca el manual: terminar la jugada. Con el pecho la dejó muerta en su pierna inhábil y la colgó en el ángulo con un zurdazo imposible de frenar. El clásico gol de otro partido.

La estupenda definición del volante central hizo que se armara un partidazo, y mucho tuvo que ver que Uruguay Montevideo rápidamente consiguiera el empate. Tras una pelota quieta del Pato Sánchez, la pelota rebotó por todos lados, hasta que Facundo Peraza la empujó a la red en la puerta del área chica. Poco estético. Poco importa. Y menos en una final.

Andrés Olivera, de Uruguay Montevideo, Enzo Larrosa, de Montevideo City Torque y Andrés Ravecca, de Uruguay Montevideo, en el Parque Capurro.

Andrés Olivera, de Uruguay Montevideo, Enzo Larrosa, de Montevideo City Torque y Andrés Ravecca, de Uruguay Montevideo, en el Parque Capurro.

Foto: Gianni Schiaffarino

Torque tuvo las más claras para ganarlo, pero la figura gigante de Guirín evitó que los ciudadanos pudieran torcer el resultado. Pese a que en los descuentos no hubo jugadas de peligro, se levantó la barrera en la mitad de la cancha y el balón fue de un lado hacia otro, arrastrado por piernas cansadas a las que les faltó precisión y les ganó el cansancio. Lo que pudo ser no fue, y sin gol agónico se estiró la tarde capurrense al alargue.

Falló el menos pensado

El fútbol es el deporte menos justo, en resultados que no se ajustan con los trámites -no fue este caso- o en pequeños fallos que se vuelven fundamentales en el desenlace de la historia. Eso pasó en el gol que inclinó la balanza, el tiro libre de Pizzichillo se desvió levemente en la barrera, y aun así parecía una pelota fácil para Guirín, que no pudo contenerla. Se le escapó entre las manos, como el ascenso a Uruguay Montevideo. Si el celeste de Pueblo Victoria llegó con vida al alargue, en gran parte fue por el exgolero de Plaza Colonia.

Con la ventaja, los de Gaglianone se replegaron, a Uruguay Montevideo le costó asimilar el golpe y chocó reiteradamente con la muralla defensiva del rival. Incluso los ciudadanos pudieron dar el cachetazo de contragolpe.

Ya con el desorden de ir de la forma que fuera, los de Pueblo Victoria insistieron con centros de Sánchez y toda la altura a la olla. En el segundo chico se acomodaron mejor y jugaron decididamente sobre el arco de Tinaglini, que faltando cinco minutos se mandó un atajadón ante un buen remate de Lucas Fernández. Además, el ex River Plate fue clave para descolgar los centros que llegaron al área.

Lo que pudo ser antes llegó en la última. Villalba recuperó en campo propio y corrió toda la cancha, esperó a Lucas Rodríguez Trezza y se la dio para que el puntero ingresado en el segundo tiempo estampara el resultado final. Ganó Montevideo City Torque 3-1 y es de primera.