Peñarol jugó una de las copas Libertadores más aclamadas de su historia reciente. Repitió y potenció la épica de la Fiera Aguirre de 2011 y peleó hasta el final por el sueño. En el medio pasó de todo, y con el diario visto se puede asegurar que el carbonero tuvo un gran año: se consagró campeón uruguayo y fue reconocido en todo el mundo por su actuación en el torneo continental más importante. Diego Aguirre renovó su vínculo con la institución, que pelea día a día por quedarse con la figura de 2024, Leo Fernández.

En el partido con Botafogo, que a la postre sería campeón y marcaría con una goleada el destino de Peñarol en la copa, hubo incidentes que produjeron la detención de 22 hinchas que aún continúan en suelo brasileño, pese a haber sido liberados tras arduas gestiones de los abogados y el enfático reclamo de su gente. Pero antes, el 4 de abril, cuando Peñarol disputó su primer partido en la Libertadores 2024 ante Rosario Central, en Argentina, hubo serios problemas entre las hinchadas que terminaron con un futbolista de Peñarol, Maximiliano Olivera, con un corte en el rostro por una pedrada que llovió desde la popular canalla.

El partido de vuelta en el Campeón del Siglo estuvo muy conversado. Incluso entre los presidentes de ambas instituciones hubo idas y vueltas. Vale recordar que la Conmebol multó a Peñarol con 25.000 dólares y a su presidente, Ignacio Ruglio, con otros 5.000 por pelearse con su par de Rosario Central. El club rosarino, por su parte, fue multado con 50.000 dólares y un partido a puertas cerradas. Su presidente, Gonzalo Belloso, recibió la misma multa que Ruglio. Ante los hechos, el club canalla donde juega el uruguayo Facundo Mallo comenzó a recolectar imágenes de lo sucedido ese día en el Gigante de Arroyito. La investigación contribuyó a identificar al agresor del futbolista aurinegro: Cristian Poratti, de 51 años, fue detenido el 16 de abril, luego de un allanamiento ordenado por el fiscal Fernando Dalmau.

Este jueves, la jueza Hebe Marcogliese sentenció al hincha de Rosario Central a dos años y seis meses de prisión condicional. En el marco de un procedimiento abreviado, homologó el acuerdo entre la acusación y la defensa y sentenció además que Poratti deberá fijar residencia y someterse al control del Patronato de Liberados o la Agencia de Control de Penas no Privativas de la Libertad. Por otro lado, el acusado deberá hacer trabajos no remunerados en beneficio del club infantil Los Unidos de Rosario por un margen de 80 horas. Rosario Central, quien hace algunas semanas sufrió la muerte de uno de los barras bravas más importantes de su historia, y que se encuentra envuelto en la violencia narco que reina en la ciudad, le prohibió a Poratti realizar actividades en el club e ingresar a sus instalaciones por los próximos tres años.