La Organización del Fútbol del Interior (OFI), ante la inminencia de un nuevo campeonato, de una nueva edición de la Copa Nacional de Selecciones, anunció en sus redes: “Se viene nuestro Mundial”, tomando felizmente para sí una definición surgida desde estas páginas desde hace años en letras de molde.
No sé bien cuándo se me ocurrió definirlo como “Nuestro Mundial”, pero sí sé que a través de ocupar posiciones de decisión en medios nacionales procuré otorgar la importancia y la jerarquía merecida al campeonato del interior de la OFI, tan nuestro como el de la AUF.
La mayoría de nosotros sabemos que hay una exageración en mi definición, eternamente escrita y verbalizada en la diaria y el Deportivo Uruguay, porque está claro que las competencias de nuestros pueblos no son como las de la FIFA, ni las de la Conmebol. Sin embargo, el corazón, el motor de todo, sí es idéntico; la emoción.
Se juegan los añejísimos y algunos centenarios torneos de confederaciones, Litoral de 1922 (ahora también se juega el Litoral Norte), Sur (1924) y Este (1927) y luego sus campeones y vice definen la Copa.
Ya avanzada la Copa Nacional de Selecciones 2025, en cuartos de final, el campeón del Litoral se cruzará con el segundo del Litoral Norte, el ganador del Sur se enfrenta con el vice del Litoral, el campeón del Este se cruza con el segundo del Sur, y el campeón del Litoral con el segundo del Este.
Nuestro mundo hecho pelota
En total habrá 33 selecciones de las posibles 35 que podrían estar, dado que no participan ni el sector interior de Durazno, en este caso Sarandí del Yi, ni el interior de Treinta y Tres.
Todo comenzará el 8 de enero en el Sur, que, ante la ausencia de Sarandí del Yi, jugará dos series de cinco selecciones con partidos de ida y vuelta. Por tanto, precisa de diez jornadas para los cuartos de final de la Confederación.
Clasifican tres por serie y se conformarán tres llaves en falsos de cuartos, que llevará a semifinales a los tres ganadores de cada llave y al mejor perdedor. Después, semifinales y finales siempre de ida y vuelta, por lo que los finalistas jugarán 14 partidos, una cifra récord para el Sur, porque después jugarán por lo menos dos encuentros más en las fases integradoras de la Copa Nacional de Selecciones.
La serie A la integran Colonia del Sacramento, Federación de Colonia, San José, Ecilda Paullier y Canelones. En la serie B están Durazno, Flores, Florida, Sarandí Grande y Paso de los Toros.
La contraparte en cantidad de partidos este año corresponde al Litoral Norte, que cambió su forma de disputa jugando entre sus cinco participantes a una sola rueda dos partidos de local y dos de visita. El último quedará eliminado y los restantes jugarán el primero contra el cuarto y el segundo contra el tercero, y desde allí clasifican para después cruzarse en semifinales y finales. Los finalistas jugarán un total de ocho encuentros antes de entrar al segundo módulo, el de los cuartos de final del campeonato del interior.
Los ganadores de estas llaves jugarán las finales y clasificarán a la Fase Nacional de la Copa de la OFI.
El Litoral empieza también el 11 de enero y, como en las últimas temporadas, arma dos series de cuatro selecciones, en una están Soriano –el último campeón del interior–, Río Negro, Young y Nueva Palmira. En el otro grupo están Bella Unión, Ligas Agrarias de Salto Guichón y Tranqueras.
Los dos primeros de cada grupo clasifican a semifinales en partidos de ida y vuelta, así como de la misma manera se jugarán las finales con los dos clasificados ya de hecho a la fase integradora de esta Copa Nacional de Selecciones.
El Este también innovará en su campeonato, no por la conformación de tres series y sí por la clasificación. La serie 1 tendrá a Cerro Largo, Treinta y Tres y Vergara. La serie 2, a Rocha, Chuy y José Pedro Varela. La serie 3 tiene a Lavalleja, Liga Mayor de Maldonado, Zona Oeste de Maldonado y Canelones del Este.
Clasifican a cuartos de final los dos primeros de las series 1 y 2 los tres primeros de la serie 3 y lo novedoso será un repechaje entre los terceros de las series 1 y 2 para completar las ocho selecciones que en partidos de ida y vuelta definirán cuartos de final semifinales y finales.
La vida y el fútbol
Ese es el mundo de los nacidos en esa tierra, el mundo de los que han llegado a ese terruño para vivir, trabajar, querer.
Desde que nos escolarizamos, y antes también, todos los días jugamos finales del mundo: en los recreos, en las veredas, en los canteros, en los parques y en las canchitas jugamos, reímos, sudamos, sufrimos y nos ilusionamos con perseguir esa victoria que es nuestro Mundial de cada día.
Para cientos de miles de nosotros conocer una cancha nueva, una ciudad distinta, un puente, una plaza y un camino con recompensas, es algo que aprendimos desde niños, subiendo a aquel ómnibus de excursión pleno de milanesas al pan, jugolines y bizcochos, bollos o galletitas, para ir a ver la copa, cosa que a veces representaba viajes eternos a lo desconocido o escapadas al pueblo vecino para instalarse en ese pedazo de la cancha de caras ajenas. O en nuestra cancha, volviendo sobre nuestros pasos, atravesando la platea, viéndonos en aquellas miradas, acopiándolas en la caja de emociones a los rostros de mujeres y hombres que cada noche están acompañando, emocionadamente, los versos y la melodía de la música de los tapones o quedarse allá arriba parado y en tensión, con la extraña seguridad que nos otorga ese colectivo de vecinos que nos representan como pueblo, con la honra de un rival dispuesto a todo por su sueño.
Decenas de clubes y pueblos, centenas de futbolistas, miles de aficionados, centenas de miles de uruguayos abonan las canchas de la vida y las semillas plantadas hace décadas siguen floreciendo y generando lo más selecto del fútbol uruguayo.