Nacional volvió a vencer a Academia Puerto Cabello 2-0, esta vez en el Gran Parque Central. Así sorteó sin sorpresas la segunda fase y pasó a la tercera, en la que enfrentará a Always Ready en su nuevo estadio en El Alto, ciudad dormitorio de La Paz, a 4.100 metros de altura sobre el nivel del mar, el próximo miércoles, para luego definir en el Gran Parque Central.
Pasar a la tercera fase, en este caso con un global de 4-0, le asegura a Nacional su continuidad en la competencia internacional. Seguramente buscará progresar y pasar a la fase de grupos de la Libertadores, pero si no lo consigue, tendrá su continuidad en los grupos de la Sudamericana, por lo que, de una manera u otra, tendrá un mínimo de seis partidos internacionales por delante.
Los tricolores no lograron desarrollar un partido de calidad como en la ida en Valencia, Venezuela, pero en la segunda parte, con las anotaciones de sus goleadores Ruben Bentancourt y Gonzalo Carneiro –que no llegaron a estar juntos en la cancha–, resolvieron el partido de una serie que en realidad nunca pareció estar en peligro.
Cuando calienta el sol
Los últimos destellos del sol iluminaban el Gran Parque Central generando un ámbito especial con la gente gritando, alentando y empujando desde el minuto inicial. La primera, sin embargo, fue para Puerto Cabello, que pudo establecer una rápida transición y quedar en situación de ataque tres contra tres, con un remate final que se fue apenas alto.
Los tricolores intentaron copar el campo con pases al pie y moviendo el juego de lado a lado, pero, a pesar de la presencia permanente en el campo venezolano, les costó encontrar la situación que les permitiera hacer la diferencia.
Los venezolanos vinieron al Gran Parque Central con un planteo interesante, que duplicaba futbolistas en defensa cuando Nacional atravesaba la mitad de la cancha, pero lograba rápidas transiciones y desplegar a sus volantes-defensas como volantes-delanteros cuando recuperaban la pelota.
Seguramente era la ausencia de marca intensa en la media cancha de Nacional lo que generaba el rápido tránsito de los venezolanos. Esto empezó a revelar un potencial problema para la última línea de Nacional, que quedaba emparejada con los delanteros venezolanos, que no llegaron al tanto de apertura exclusivamente debido a su falta de capacidad en la definición.
Los goles que ya van a venir
Haber cerrado la primera parte sin goles no iba en la dirección del pensamiento de ninguno de los dos colectivos, pero no caben dudas de que ese cero y su exposición dentro del campo estimulaban mucho más a los venezolanos que a los tricolores, que habían visto frustradas sus posibilidades de ataque y habían dejado en evidencia ciertas falencias defensivas.
Después del paso por los vestuarios, el cero se siguió estirando y las características del partido parecían ser las mismas, con menos tiempo para los venezolanos y tal vez con mayor frustración –no nerviosismo– de los tricolores, que no lograban superar el buen planteo táctico mostrado en Puerto Cabello.
Jeremía Recoba, en su primer partido como titular en la Libertadores, fue el futbolista que empezó a marcar los tiempos y las jugadas de peligro cuando los tricolores parecieron encontrar la posibilidad de conseguir el gol que buscaban. Recoba fue uno de los mejores de los tricolores hasta que debió salir acalambrado, pero antes había participado con momentos de calidad para empujar al equipo de su padre.
Fue justamente a los 15 minutos del segundo tiempo que llegó la esperada anotación de Nacional por parte de Bentancourt, que hizo un golazo. Por la derecha Antonio Galeano –que si bien no repitió lo hecho en Venezuela, jugó de buena manera– desbordó y alargó hacia Lozano, que llegando al final de la cancha metió un centro que, tras un movimiento de engaño de Recoba, llegó a Bentancourt. Tras controlar el balón, el delantero definió de inmediato de zurda, con un remate esquinado y venenoso que pegó en el caño y se metió en el arco de Schiavone.
Después del gol, a Nacional se le alivianó la gestión y la capacidad de encuentro de sus futbolistas en ofensiva. La diferencia en el marcador parecía liquidar la serie, y tal vez el ingreso de Carneiro y Christian Ebere haya promovido los mejores momentos del equipo.
Sobre el cierre del partido llegó el segundo gol de los tricolores, anotado por su goleador Carneiro: tras recibir una buena asistencia de Didi Zabala, definió de zurda con gran capacidad.
Estuvo bien. Nacional fue globalmente muy superior a su rival y, si bien mostró algunas falencias defensivas, no recibió goles y por varios momentos de los 180 minutos generó buena expectativa.
Ahora veremos si está a la altura.