Independiente del Valle tocó el timbre y corrió. Y Liverpool corrió de atrás. El equipo ecuatoriano encontró el gol a los ocho minutos y se lo anotó para siempre Julio Ortíz. Sin embargo, el equipo de Emiliano Alfaro pudo continuar su pulsión. El gol del equipo ecuatoriano fue como un paréntesis que definió el clima. Pero Liverpool está en tren de construir. Desde la crianza de los últimos cracks, construir en tren de haberse anotado en la gloriosa lista de campeones uruguayos. También desde la construcción de un ídolo como Alfaro, ahora en el rol de entrenador, suplantando al glorioso Jorge Bava, que terminó de consolidarse como uno de los mejores de los últimos tiempos. El olimareño de los goles y los destinos exóticos en proceso de establecerse como orientador de un sueño colectivo del que es parte.

Independiente del Valle es una especie de máquina que funciona. Una novedad en los titulares y en la modalidad de equipo empresa que quiere predominar. El equipo del argentino Javier Gandolfi tuvo en su coterráneo Michael Hoyos la experiencia y esa cuestión de alma que le hace falta a un equipo inventado. Liverpool tuvo en Luciano Rodríguez un futbolista que busca la dimensión de su capacidad. Es indescifrable su futuro porque brilla y Liverpool ejerce la dinámica acorde a él. Rodríguez insistió con todo lo barrial que carga la barrita. Con todo lo universal que hace la diferencia. Liverpool en una terca intención de establecerse como equipo. A pesar de que Hoyos con una muestra de atletismo casi convierte el segundo que hubiera cambiado definitivamente la noche. Hoyos fue una preocupación aunque Liverpool fue protagonista en su casa a unos bondis de su barrio. Qué hermoso sería Belvedere vestido para la Libertadores.

Luciano Rodríguez, tras el gol de Liverpool, el 4 de abril, en el estadio Centenario.

Luciano Rodríguez, tras el gol de Liverpool, el 4 de abril, en el estadio Centenario.

Foto: Alessandro Maradei

En el complemento Liverpool peleó y prevaleció en el juego. Independiente del Valle dejó el protagonismo y entendió lo de consumir con cuidado. Sin embargo, tuvo de las suyas para prevalecer. Anthony Landázuri fue un comodín en todas las áreas. El partido se tornó de ida y vuelta. Aquello del gol parecía un paréntesis que contaba el desenlace. A pesar de que Hoyos probó nuevamente aunque con torpeza pero con decisión. A Liverpool le costó pero tuvo paciencia, lo fue tejiendo, pareció errarle al punto cuando el ingresado Bolaños consiguió un gol a prepo que anuló el VAR.

El apellido de Liverpool es Rodríguez. Luciano es la última confirmación del fútbol de los barrios, torcido en profesionalismo y estrella. No cesa de confirmarlo cada vez que se calza los botines con tapones. Convirtió el empate de tiro libre como patean los cracks. Casi enseguida Enzo Martínez vio la roja por una patada corrida de tiempo. Alfaro aplicó la de Bielsa con la heladerita pero tenía hormigas por el juego. Renzo López, el delantero uruguayo de la visita, tuvo la sentencia. Rodríguez siempre tiene el frac de héroe entonces nadie soltó los santos, hasta que se terminaron los seis de adición.

Grupo F PTS PJ PG PE PP GF GC DG
Liverpool 1 1 0 1 0 1 1 1
Palmeiras 1 1 0 1 0 1 1 1
San Lorenzo 1 1 0 1 0 1 1 1
Ind. del Valle 1 1 0 1 0 1 1 1