Racing recibió a Corinthians en el estadio Centenario y los equipos brindaron lo que prometieron. Corinthians, la supremacía física y la calidad. Racing, por su parte, realizó un gran despliegue para contrarrestar la potencia brasileña. Tuvo el orden que Eduardo Espinel predica y la entrega necesaria que le brinda identidad. Ese romance de representar a propios y extraños. Terminaron 1-1, Yuri Alberto convirtió para Corinthians, Agustín Alaniz empató para los de Sayago.
Fue la primera vez en la Copa Sudamericana para Racing, todo un hito. Por eso a los 2 minutos, Tomás Verón Lupi, que está en un gran momento, se sacó de encima un enorme zaguero con oficio, como si estuviera en las juveniles de Quilmes peleando por quedarse a vivir el sueño de primera. Esos gestos casi innatos de defender la pelota con el alma. Pateó de lejos y le avisó a Cassio que la cosa venía en serio.
Un activo Fagner por el lateral derecho fue buscado constantemente como salida en la visita, aunque Wesley por la izquierda fue un infierno pegado a la raya. Mostró una capacidad absoluta de resolver entre el defensor y el límite de la cancha. El mismo Fagner exigió a Renzo Bacchia cuando probó de lejos y el arquero desvió la tensión. Racing, con gran esfuerzo, empardaba los papeles del poderoso Timao, que además contó con el aliento de su gente. Desde Sayago también llegaron camiones al Centenario. Dylan Nandín se debatió entre las torres defensivas de la visita. Aguantó y complicó sobre todo cuando se juntó por un lado con Erick de los Santos y por el otro con Jonathan Urretaviscaya.
Corinthians no supo tenerla del todo y la falta de solidez le permitió crecer al equipo local. En cierto momento Racing terminó de creer en su potencial y metió a Corinthians en su arco. Pateó cuatro córners seguidos pero no pudo capitalizar. La más cercana dio en el palo tras un buscapié de Verón Lupi. En la respuesta Yuri Alberto se acomodó en medio de una defensa distraída y Bacchia nuevamente atoró al delantero para achicar el arco. Pudo haberle costado caro a La Escuelita, que supo jugar en la cornisa. Minutos después Ranielle probó de lejos sin sentido, mostrando la hilacha de las ideas. El técnico portugués Antonio Oliveira buscó en el banco de los suplentes el estímulo para sus dirigidos. Pero Racing jugó mejor que el equipo brasileño. Verón Lupi tiró una rabona que salió mal, pero el hecho fue haberla tirado. Lucas Rodríguez en el mediocampo fue incansable.
Racing jugó mejor que Corinthians. Pero Corinthians tuvo esa gota de categoría que derrama casi cualquier proyecto. El cordobés Rodrigo Garro, que había estado errante, puso un centro perfecto para que Yuri Alberto fundiera a Bacchia. El gol pesó en los cuerpos de los uruguayos que estaban dejando todo por sostener el punto o conseguir el partido. Espinel entonces renovó la estrategia con Nicolás Sosa, Santiago Mederos y Agustín Alaniz. El melense Sosa apuró a la defensa en la primera que tuvo y avisó que Racing todavía estaba despierto. Incluso empató el Cervecero en un emotivo cabezazo del Rulo Varela pero las líneas del VAR dijeron que estaba adelantado. Oliveira engordó la defensa.
Racing con los cambios de nombres en la misma estrategia tejió una jugada colectiva con paciencia para que Sosa encuentre a Alaniz, que definió y se fue a bailar contra la raya. Se hacía justicia si es que la justicia existe: Racing empataba el partido en su primera vez en la Sudamericana. Sus futbolistas dejaron todo en la cancha. En el semblante de su capitán, José Varela, el gesto de un barrio entero.