Borussia Dortmund dio la nota. Las grandes marquesinas europeas no lo tenían en el radar. Mejor dicho: encandilaban otras ofertas, las millonarias, las que se llevan a golpe de talonario. Para mejor, el Dortmund no hizo una buena Bundesliga y terminó en el quinto lugar. Sin embargo, ahí está: derrotó 1-0 al PSG en el Parque de los Príncipes y clasificó a la final de la Champions League.
Fue nuevamente 1-0, como en la ida, jugada en Alemania. El único gol de la noche europea lo hizo Mats Hummels, uno de los centrales del Dortmund, que hizo un partido espléndido, no sólo por ese gol decisivo, sino porque en defensa estuvo impecable, desactivando bombas en todo momento y hasta salvando algún gol en el último suspiro.
Hay que decir, también, que el PSG ligó poco: seis tiros en los palos entre el partido de ida y la revancha. Más allá de esas situaciones azarosas, los parisinos estuvieron lejos de su nivel, o al menos del nivel que sus individualidades prometen: Kylian Mbappé no pudo desequilibrar, Ousmane Dembélé hizo lo que pudo pero siempre le faltó la última, apenas el portugués Vitinha dio la talla.
Con el gol a favor, los alemanes defendieron fiel a su historia. Se cerraron y jugaron de contragolpe. Algún sofocón pasaron, incluso PSG mereció empatar, pero para empatar debió meterla adentro y no lo hizo.
Enorme mérito del Borussia, que viene haciendo una Champions impecable: ganó el grupo F (que compartía con el mismo PSG, Milán y Newcastle), eliminó al PSV en octavos, en cuartos de final dejó por el camino al Atlético de Madrid, y en semis lo contado: a la final.
Será la tercera final del Dortmund, que ganó una en 1996-1997 ante Juventus y que perdió la otra, en la temporada 2012-2013, ante sus vecinos del Bayern Múnich, precisamente uno de los rivales que se juegan definir esta Champions. Esa historia se sabrá este miércoles, cuando los bávaros visiten al Real Madrid (en la ida salieron 2-2).