Con un planteamiento práctico, astuto para sacar jugo de los errores de Nacional en la defensa y con un arquero que atajó para un 10, Cerro goleó a Nacional 3-0 en el estadio Franzini. Santiago Ramírez, Nahuel Petillo y Nicolás González fueron los goleadores de la noche. Cerro sumó puntos importantes para el promedio del descenso y por añadidura arrancó primero en el Intermedio; Nacional perdió una hermosa posibilidad de acortarle puntos a Peñarol, líder de la Anual, que perdió el sábado.

1. Un partido

Fueron 15, tal vez 20 minutos iniciales en los que Cerro sorprendió a Nacional. Una presión alta de los albicelestes pareció no estar en los planes de los tricolores, que, sorprendidos, no encontraron circuitos para sacar la pelota redonda desde el fondo. Atorados, la apuesta fue dividirla, pero fue apuesta perdida, porque Cerro siempre recuperó la pelota y otra vez a atacar.

Encima, el gol. Iban 13’, casi 14’. El origen fue un bombazo de Martín González desde la defensa villera hacia tres cuartas canchas. Diego Polenta y Lucas Sanabria se molestaron, o no se hablaron, o no se decidieron, o todo junto, y el que aprovechó fue Ramírez, que ni lerdo ni perezoso apuntó desde afuera del área y, pese a que el tiro no fue un balinazo, llevó la fuerza y la dirección precisa para que Ignacio Suárez nada pudiera hacer, sorprendido.

Estaba bien Cerro. Nacional lo buscó abusando de las profundizaciones por derecha. Ahí tuvieron mucho trabajo Mathías Abero y Rodrigo Marín. Abero, en una pelota que no parecía una profundización importante para los tricolores, midió mal y le propinó un codazo a Leandro Lozano. Abero, a las duchas; Cerro, a la trinchera; Darío Denis, cada vez más grande debajo de los tres palos.

2. Otro partido

La fábula de David y Goliat se conoce desde la escuela. Con sus argumentos y posibilidades, el de menos posibilidades le ha ganado al que puede y tiene más. Tampoco es una historia que se dé a menudo, nada más lejos: en la historia del fútbol uruguayo la mayoría de las veces han ganado los poderosos. Pero, también como en ciertas ocasiones, hay excepciones que confirman la regla.

Cerro se atrincheró ante el asedio tricolor. Álvaro Recoba tiró el equipo adelante, sabía que era importante sacar puntos para descontarle unidades a Peñarol, que había perdido el sábado con Wanderers. Tampoco fue un aluvión el bolso, pero sí fue como una canilla que gotea. Por lo general las ofensivas las logró por las bandas y con centros al área, no así pudo jugar por el medio a dos o tres toques.

Prácticamente, en la cancha villera desde los 30’ del primer tiempo, Nacional machacó. Denis atajó tres o cuatro formidables, con notable destreza, demostrando reflejos para, incluso estando en el suelo caído, reaccionar para mantener el cero. También tuvo la complicidad de los palos, porque el travesaño y los parantes fueron sus mejores amigos.

El segundo tiempo fue similar. Lógico, Cerro en la retaguardia, como un resorte buscando contras, que tuvo pocas; Nacional empecinado en empatar con mucho más ímpetu que fútbol, con más prepo que calidad. Entró Mauricio Pereyra justamente para buscar esa puñalada por el medio que no tenía, pero tampoco: o pateó afuera o las atajó Denis –o las sacó con la vista–.

3. Fin

Colorín colorado, en dos contras Cerro encontró la goleada. La primera fue posible por un regalo de Ignacio Suárez, el arquero, que se la pasó al pie a Petillo; la segunda fue armada por Nico González, que enredó a dos defensores y definió como sabe.

No lo sabe quien no quiere: el Intermedio es determinante.