La selección de Brasil y la de Paraguay se enfrentaron este viernes en el Alliegant Stadium de Paradise en Nevada, por la segunda fecha del grupo D de la Copa América de Estados Unidos. El chileno Piero Maza, que arbitró a la celeste, fue el encargado de impartir justicia como árbitro principal del encuentro. Por el mismo grupo, Colombia goleó también a Costa Rica demostrando un poderío futbolístico exuberante de la mano de James Rodríguez y Luis Díaz. El partido se disputó en la Universidad de Phoenix, en Glendale, Arizona, y sentenció el pasaje de los colombianos a la siguiente fase. Luis Díaz (de penal), Dávinson Sánchez y Jhon Córdoba convirtieron los goles.
Brasil venía de empatar con esa Costa Rica goleada que le hizo un partido duro y defensivo, que la canarinha no pudo doblegar. El elenco paraguayo, por su parte, dirigido por Daniel Garnero, cayó frente a la misma Colombia con goles de Daniel Muñoz y Jefferson Lerma, y a pesar del descuento de Julio Enciso. La selección brasileña de fútbol paró con Alisson Becker en el arco, Danilo, Éder Militão, Marquinhos y Wendell; Bruno Guimarães, João Gomes, Savio, Lucas Paquetá, Vinicius Junior y Rodrygo. En tanto, Daniel Garnero paró a los siguientes, con la novedad de Damián Bobadilla desde el arranque: Rodrigo Morinigo, Gustavo Velázquez, Fabián Balbuena, Omar Alderete, Matías Espinoza; Mathias Villasanti, Andrés Cubas, Damián Bobadilla; Miguel Almirón, Alex Arce y Julio Enciso.
La selección paraguaya sabía que los primeros minutos eran los más difíciles, los de más asedio del equipo brasileño. Así fue que los de Dorival Junior, que se animó a tirar un taco a una pelota perdida en su mundo de líneas punteadas, gobernaron las primeras acciones del juego y las de todo el partido. Con Rodrygo buscando romper la maraña paraguaya, por un lado Savinho y por el otro Vinicius Junior, un tridente de ópera.
El asedio brasileño derivó en una falta sobre Vinicius al borde del área que el árbitro decidió dejar pasar. Lo de Brasil pareció apagarse y los fantasmas de los malos tiempos gobernaron la subjetividad. El equipo de Daniel Garnero encontró espacios para encontrar a la nueva joya paraguaya, Miguel Almirón. Pero fue con Damián Bobadilla que, ayudado por un rebote, Paraguay casi rompe el cero.
Brasil tuvo un penal entrado el primer tiempo, pero Lucas Paquetá, con todo el país arriba, la historia de la gloria verdeamarela, la propia y la de sus compañeros, pateó afuera. Sin embargo, Vinicius le salvó la plata minutos después. El crack de Real Madrid hilvanó una jugada que empezó con una bicicleta defectuosa pero bicicleta al fin, después con paredes, con velocidad, con todas las llaves de cualquier defensa. Puso el 1-0.
Antes de que se terminara el primer tiempo, Bruno Guimarães avisó que aún había nafta, y Savinho, tras jugada individual de Rodrygo, convirtió el segundo para respirar. Luego de unas mediciones del ego, hasta necesarias para la competencia, Vinicius, jugando como en la playa, rescató un gol de rebote para empezar a liquidar el partido a favor de Brasil.
El segundo tiempo amaneció con el descuento paraguayo a través de un zurdazo desde lejos de Omar Alderete, pero Lucas Paquetá tuvo su revancha también de penal y esta vez no falló. Con calidad la acomodó en un rincón sin arañas para dejar a su pueblo tranquilo con el 4-1. El pueblo guaraní, sin embargo, veía cómo el sueño copero se iba yendo. El resto del partido casi que estuvo de más, Paraguay se quedó con diez y sin pasajes, Brasil volvió a parecerse a sí mismo. El segundo del grupo, Brasil o Colombia, quien pierda en el último partido, jugará contra la selección uruguaya de Marcelo Bielsa.